ᴀᴅɪᴠɪɴᴀ ǫᴜɪᴇɴ sᴏʏ [Finalizada]

10

Rihanna

Me iba con Lando. Es una locura.

-¡¿Que te vas con quién a dónde y para qué?! -me zarandea Agatha-. ¡LLÉVAME CONTIGO, QUEPO EN UNA MALETA! ¡Lo que seeea por volver a ver a Leclerc!

-Dios, casi me matas.

-Joder, qué suerte... ¿Y me has dicho que te ha intentado besar? ¿Por qué no se lo aceptaste? -me mira con cada de psicópata asesina.

-Porque no es el momento aún.

-Es momento cuando surge. Surgió, y lo rechazaste...

-Ay, déjalo. Voy a irme no sé cuánto tiempo con él, si tiene que pasar algo, pasará.

-Rezaré por ti -me guiña un ojo.

Yo no era una chica que había tenido mucho contacto masculino. Tuve un novio, y me puso los cuernos. Fue muy bueno conmigo, nunca me presiono con nada, pero eso, fui una cornuda. Encima me echó la culpa por "no complacerlo". Por eso mismo voy con cuidado, porque para mi no es bonito ir dandote el lote con cualquiera. En fin, tíos.

-¿Que te vas a llevar?

-Un poco de todo.

-Cuidado con las franjas horarias, te vas a morir en cuanto pises Azerbaiyán -se ríe. Odio los cambios repentinos de horario, pero era lo que había.

-Es lo que hay.

-Mucha suerte.

Lo que no sabía era qué Lando me esperaba a las nueve de la noche y ya eran las seis y media de la tarde. Cómo no me diera un poco de prisa, iría con el cohete pegado al culo. Hasta las ocho estuve acabando de guardar cosas y fui a ducharme rápidamente. Y Agatha me acompañó con su coche a toda leche, Agatha Toretto, la llamaban.

-¡Suerte! -me grita desde el coche y me lanza un beso.

Reí y le mandé otro beso. La verdad es que la echaría de menos. Fui corriendo a donde me indicaba él en un mensaje, encontrándome con un avión privado y los dos pilotos. Dios-mio. ¿Esto era real? Guau.

-¡Riri! -sonríe Lando abriendo los brazos.

El día que no me llamara así, sería raro. Sonriendo fui a abrazarlo con todas mis fuerzas, a lo que él me alzó en sus brazos.

-¿Habéis acabado? Nos esperan -oigo a Óscar hablar a mi espalda.

-El día que dejes de amargar a la gente te hago un monumento... -me suelta.

-Vamos, anda -reí.

Nos subimos al avión. Era como siempre había visto en todas las películas de millonarios, lujoso, con unos asientos cómodos e impoluto.

-Nos vamos a Mónaco -celebró Óscar al sentarse.

-¿Cuántas horas hay?

-Unas pocas. Se te hará corto, ya verás.

-Dormiré entonces.

Me senté junto a Lando, él miraba su móvil con los auriculares puestos. Yo procedí a cerrar los ojos y me apoyé en la ventana. Tenía razón, se me hizo corto. Me desperté en el aterrizaje.

-Arriba, bella durmiente -Lando me hizo cosquillas para despertarme del todo. Odiaba las cosquillas pero reí-. Vamos, nos espera el país más bonito de Europa -se levanta sonriendo.

-Ya tengo ganas de verlo.

Me ofreció su mano, y así bajamos del avión. Esto era tan irreal que me costaba creerme que ahora estaba allí. En Mónaco. De la mano de Lando Norris. A cualquiera le costaría creérselo. Nos encontramos con los demás, que silbaron en cuanto me vieron con él. Odiaba ese tipo de situaciones, desde siempre. Me daba vergüenza.