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Rihanna

A la mañana siguiente me fui despertando porque notaba una presión encima de mí y unos besos en mi cuello. Era Lando encima de mí.

-Buenos días -me decía acariciándome y besándome el cuello.

-Mmm...

Me besó en los labios. Dios, como amo que me despierte así.

-Me vas a follar, ¿no?

-¿Quieres que te folle? -se apoya sobre sus brazos para mirarme.

-No hace falta que te responda lo mucho que me gusta y lo que me encanta experimentar contigo.

Sonríe y se muerde el labio inferior. Qué guapo era.

Sus labios empiezan a recorrer de mi cuello a mí clavícula, mientras se deshacía de mi camiseta y mis bragas. Introduce dos de sus dedos en mí arrancándome un gemido, mientras sus besos siguen recorriendo mi piel. Alcé el brazo y me agarré al cabecero, porque cuando Lando te tocaba no era de manera suave, sino todo lo contrario. Sus dedos hacían todo lo posible para volverte loca y hacer que te corrieras antes de lo que esperabas.

-Amor... ¡joder!

-Eso, haz ruido. Me encanta oírte.

-Follame.

Con su sonrisa acató órdenes. Tan pronto como entró en mí, empezó a mover sus caderas como le vino en gana. Tenía un don para el sexo.

-Por dios... te amo.

-Y yo, joder.

Le tiraba del pelo, estaba segura que le hacía daño, pero le daba igual. Sus manos estaban en todas partes, si boca se dedicaba a soltar los gemidos más sexys del mundo, y yo, disfrutando debajo de él. Podría estar así siempre. Nunca podría cansarme de él, de ningún modo. Una vez más, acabó corriéndose dentro de mí.

-Te amo -lo miro. Estaba sudando.

-Yo también te amo. Y te necesito -me abraza.

-No nos vamos a volver a separar.

-Jamás -rió.

-Verás cuando salgamos de aquí...

-Que se jodan. Yo lo único que he hecho ha sido disfrutar de mi novia.

-Y lo que queda...

-Y tanto -sonríe-, no te vas a poder ni levantar...

-Mmm... -me mordí el labio.

-Nunca había deseado a nadie como te sigo deseando a ti.

-Bueno, tú has sido el único... -reí.

-Y lo voy a seguir siendo -afirma orgulloso. Asentí.

Después de un rato decidimos bajar a desayunar. Y ahí estaban esos dos, con Chuy en el sofá.

-Vaya mañanita... -suelta Charles.

-Vaya nochecita...

-Touché -dijo él riendo, vi a Agatha taparse la cara. Vaya cuello le ha dejado.

-Tía tienes alergia.

-¿Dónde?

Le señalé el cuello. Se mira en la cámara del móvil y se gira a mirar a Charles horrorizada.

-¡TE MATO!

Charles temió por su vida. Pero yo sabía que Agatha no le iba a hacer nada. Está enchochada de él. Al final, todo se quedó en un puchero y un abrazo con el ceño fruncido. Te abrazo, pero estoy cabreada. Así es ella.

-¿Te vas a quedar aquí, Charles?

-A ver, no voy a estar aquí de acoplado...

-Tú te quedas el tiempo que haga falta -responde la otra.

-A ti con tal de que te follen se queda quién sea... -suelta Lando mientras se hace un café.

-Y tú qué, que parece que solo quieres a mi amiga para eso.

Se gira como si fuera la niña del exorcista. Vaya cara tiene.

-¡¿Perdona?!

-No tengo porque volver a repetirlo.

La cara de Charles es un cuadro. Él me mira a mí como diciendo: Verás tú... Lo último que quería ahora es que se lleven mal.

-Claro, la he dejado embarazada para irme a comprar cigarros, no te jode.

-Pues teniendo en cuenta que vives para la F1... sola sí va a estar.

-Estás tú aquí. Y Chuy.

-Ella necesita a su pareja, ¿sabes? Va a criar al niño o niña sola...

Lando me mira y yo lo miro.

-... No puedo dejar mi trabajo. Y tampoco quiero. Por supuesto que voy a pasar tiempo con mi familia, pero vivo para la F1, como tú has dicho...

-Te vas a perder como crece tu hijo, y te arrepentirás.

-Dios, cállate... -gruñe y evade el tema.

-Bueno... ¿Qué planes hay hoy?

-Nada. Que yo sepa.

Asentí. Me había dejado un poco mal la conversación de esos dos. Nunca me había parado a pensar en eso. Pero no iba a hacer que Lando dejase su trabajo. Eso era una contra de los pilotos, que se perdían cosas de sus propios hijos por trabajo. Y con él, muchos más deportistas. Futbolistas, tenistas, atletas... Todos.

-... Me voy a duchar.

-Vale.

Lando

No había nada que me toque más los cojones que esto. Que estés bien y de la nada venga alguien a tocarte la polla. Sabía que ella se había ido a duchar porque quería estar sola, y yo me había puesto a pensar. No quería perderme el crecimiento de mi hijo. Pero tampoco quería dejar mi trabajo. Me había costado mucho llegar a donde estaba. Y podría ir aunque fuera un día cada semana a verlos. Dios, qué difícil es esto... solo esperaba que no causara ningún problema entre nosotros. Todo porque la amiga tenía que abrir la boca.

Me encontré con ella en el cuarto. Estaba seria. Mala señal. Me senté a su lado en el borde de la cama. No dijo nada, me estaba poniendo nervioso.

-Riri... ¿Puedes contarme qué te pasa?

-Solo me he quedado pensando en la conversación.

-¿Por qué estás tan seria?

-Porque tiene razón.

-... Sí, la tiene... Pero no me voy a despegar de ti en estos meses. Y además vendré a veros todos los días que pueda, y os llamaré. No pienso dejar que pienses que vas a tener que llevar todo esto sola.

-Vale.

-Te amo.

-Y yo a ti -me besa.

Me quedé abrazándola. No iba a perderla. Ni quería ni iba a hacerlo. Lo daría todo por que ella y yo estuviéramos bien.

-No tengas en cuenta a Agatha, solo no quiere que sufra.

-Haré todo lo posible para que eso no ocurra. Te lo prometo, Rihanna.

-Vale, no te preocupes.

No quería perderme nada, pero no podía dejar mi trabajo. Era una situación difícil. Y sabía que no le hacía gracia la idea. Ella necesitaba al padre del bebé presente, y yo no podía estar ahí para ella... No quería volver a tener problemas con ella.

-¿Me prometes que estarás bien cuando yo tenga que irme?

-No lo sé.

-... No puedes venir conmigo, ¿no?

-No. Igualmente aún queda. No quiero pensar en eso.

-Vale.

Ahora quería aprovechar el máximo de tiempo con ella. Decidimos no pensar demasiado en el futuro, cuando en estos momentos, importaba más el presente.

ᴀᴅɪᴠɪɴᴀ ǫᴜɪᴇɴ sᴏʏ [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora