Rihanna
–¿Te apetece venir a ver una carrera de Fórmula 1? –miré a mi amigo.
–Joder, y tanto –asiente–, ya tengo ganas de oír motores.
–Pues haz las maletas que nos vamos a Gran Bretaña.
Me sonríe. Sería la primera carrera a la que iría con Asier, y sabía que a Lando le haría mucha ilusión. No sabía que estaríamos allí. Sería una sorpresa. El jueves cogimos el avión, estaríamos allí todo el fin de semana, yo no me iba a perder nada, quería verlo todo. Y también echaba de menos al resto. Hacía meses que no veía a los chicos, excepto a Charles. Y a mi novio hará casi un mes. Había intentado venir, pero no le habían dejado. Y tenía muchas ganas de verlo, él me llamaba todos los días con el poco tiempo que tenía libre, y me decía lo mucho que desearía tenerme ahí.
–La carrera es espectacular.
–Lo sé. Te recuerdo que yo también amo este deporte –me mira.
–Que yo recuerde solo has ido a ver la de Monza.
–¿Y la tele qué? –se ríe.
–Ni se te ocurra compararlo.
–Vaaaale, perdón.
–Tú mismo me lo dirás. No tiene nada que ver.
–Que síííí –sonríe.
Entramos al avión y nos sentamos en los asientos, con Asier encima, curioso de todo con sus casi cinco meses. Se quedó asomado en la ventana, mirando afuera con los ojos muy abiertos. Era la primera vez que lo sacaba de casa para ir en avión, y para él era todo muy nuevo. Movía sus manitas y hacía algún que otro balbuceo. Era muy gracioso. Sobre todo cuando le hacías reír y soltaba esa carcajada tan mona que tienen los bebés. Él era feliz, y se notaba mucho. Me encantaba verlo así, contento, experimentando algo nuevo.
–Tenéis la misma sonrisa.
Lo miré, Damiano nos miraba con una sonrisa.
–¿Tú crees?
–Sois iguales. Bueno, es una mezcla de ambos, pero su sonrisa es igual a la tuya.
Me gustaba que me dijeran que mi hijo se parecía a mí. No lo había llevado nueve meses dentro para que luego me dijeran que era un calco de su padre, me sentía orgullosa de saber que se parecía a mí.
Me acabé durmiendo el trayecto en avión con el bebé encima. Estaba cansada. Además, nos quedaban un par de horas y la verdad prefería recuperar el sueño perdido, quería tener energía para poder estar con mi novio y el resto. Me moría de ganas de verlos y ver sobre todo a Lando y poder estar con él.
Me desperté en el aterrizaje, esta vez el que estaba dormido era Damiano, y mi pequeño seguía mirando por la ventana.
–Damiano.
–... ¿Qué...?
–Hemos llegado.
–Ah, vale... –se desató el cinturón y se levantó. Estaba tan dormido todavía que no se acordó de su altura, y se dio contra los cajones del equipaje. Me empecé a reír, y mi bebé me siguió la carcajada–, vámonos, esto ya no es gracioso –terminó por reírse–, no puedo no reírme con ese pequeñajo. Es contagioso.
–Cosas de los bebés.
–Vámonos, venga.
Cogió su equipaje de mano y empezó a avanzar hacia la salida. Nos dirigimos hacia la facturación, donde estaba mi maleta, la de Asier y el carrito. Damiano me ayudó con mi maleta mientras yo montaba a Asier en el carrito, y nos dirigimos hacia la salida del aeropuerto, directos al coche que alquilamos para estar por aquí. Pusimos la dirección del hotel y nos dirigimos para allá. De momento teníamos una habitación juntos, hasta que viese a Lando y nos cambiáramos a su hotel, y yo a su habitación, claro. Me sentía tan ansiosa por ir a ya a verlos, quería encontrarme con el amor de mi vida y mis amigos. A ellos sí que hacía tiempo que no los veía. Y Toto y Susie, que habían hecho tanto por mi cuando me quedé embarazada. Eran mis padres, y eran los abuelos de Asier.
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ᴀᴅɪᴠɪɴᴀ ǫᴜɪᴇɴ sᴏʏ [Finalizada]
FanfictionPiloto de Fórmula 1 de día, y de noche, de carreras ilegales. Ella lo conoce siendo L, pero lo que no se espera es que sea el chico por el que lleva chillando y llorando los fines de semana desde que lo conoce. Ella no confía en él, y él le abre las...