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Rihanna

Tres cubatas después y dos chupitos de Jägger. Iba volada. Había un hombre a mi lado, no era Lando, pues no tenía los ojos azules. Lo busqué con la mirada, pero no estaba. Estaba sola. Cogí miedo, porque una chica sola en una discoteca, en este estado, no está segura. Ese hombre tenía una mano en mi muslo, quería apartarlo pero no tendría fuerza suficiente para defenderme después si tenía que hacerlo. Quería saber en donde cojones se había metido Norris, y por qué no estaba conmigo.

-Quita la... mano.

-Perdona -me sonaba su voz.

-Gracias por cuidarla, Carlos -hostias.

-¿... Qué?

-Tenía que ir al baño y le he pedido que te vigile.

-¿Carlos... Sainz?

-El mismo -asiente.

-Guau.

-Creo que mejor nos vamos a casa... -Lando me ayuda a bajarme del taburete alto de la barra.

-Por favor.

Se despidió de Carlos, él me sonrió y Lando y yo desaparecimos de esa discoteca.

-Conduce tú.

-No iba a dejarte conducir en este estado... -de hecho yo ya estaba sentada en el asiento del copiloto.

-... Claro.

Fue tan tranquilo que ni siquiera me enteré de cuándo llegamos. Me ayudó a bajarme del coche, subimos al ascensor y cogió las llaves de mi bolso para luego abrir la puerta e ir a dejarme en mi cama.

-Está blandiiiito...

Lo oí reír.

-Claro, estás en tu cama, Riri...

-¿De verdad?

-Pues claro.

-Ven.

-No.

-Sí.

-Riri, estás ebria...

-Solo quiero dormir con alguien. Ya sé que no te gusto, ¿vale? ,

Él no dice nada más y se tumba a mi lado. Al poner la mano en su pecho noto que está desnudo. O sea... no él, su pecho. Está sin parte de arriba. Lo miré, él estaba totalmente tranquilo. Cuando notó mi mirada me miró también, yo vuelvo a centrarme en mi mano. Mi mano en el pecho al descubierto de Lando Norris. No se sentía incómodo ni raro, más bien, me daba muchísima paz. Aunque tampoco iba a opinar mucho, estoy borracha.

-Sweet dreams, Riri -lo oí susurrar. El sueño me consumía, y lo único que me salió fue una sonrisa torpe.

Lando

Se quedó dormida en mi pecho. Ahora la verdad, tenía hambre, ganas de mear y sueño, pero no quería moverme, porque no quería despertarla. Me quedé contemplandola, es preciosa. Pero me estaba meando muy fuerte... Era o salir de ahí o mearme encima, así que tuve que salir corriendo al baño, y fue ahí cuando me di cuenta de que está chica tenía el sueño muy profundo. Ni se inmutó. Bueno, yo creí eso, porque la cara de mala leche que tenía me decía todo lo contrario.

-Lo siento, canija... -ella simplemente estira los brazos sin quitar su cara de mala uva, y yo, entendiendo su mensaje, la abrazo fuerte en cuanto vuelvo a caer en la cama.

Se remueve un poco entre mis brazos, hasta que encuentra la comodidad y procede a volver a cerrar los ojos para seguir durmiendo. Yo la miro enternecido, y poco a poco me quedo absorto en ella. En su belleza, en todas y cada una de las pecas que tiene en la cara. Cada una de esas marquitas que le salpican la cara como si alguien hubiera rociado un precioso aerosol de bronce sobre sus mejillas y nariz. Por no hablar de sus pestañas, tan largas y bonitas que vestían su mirada como visten a una modelo de Yves Saint Lauren.

ᴀᴅɪᴠɪɴᴀ ǫᴜɪᴇɴ sᴏʏ [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora