Capitulo 27

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Yeng Riley.


Mientras viajábamos en el auto no pude evitar notar como en esta ciudad se expresaba más que nunca el espíritu navideño, había luces de hada por todas partes, bastones de caramelo gigantes de plástico en los patios de las casas, muñecos de nieve, Santa Claus en los techos y algunos las coronas de hojas en las puertas.

Cada pequeño adorno me recordaba a lo que querían celebrar en ese hospital,  me enfermaba.

Sobre mi hombro derecho descansaba la cabeza de Meg, estaba profundamente dormida, y la izquierda estaba Axel.

Una extrañas ojeras rosáceas se formaban bajo sus ojos azules, dándole un aire psicópata a su rostro de modelo europeo, su mirada estaba distante, perdida, como si estuviera recordando tiempos lejanos, no había el menor rastro del brillo malicioso que siempre los acompañaba.

Su aura era inquietante, justo como cuando nos encontramos en los pasillos de ese hospital.

Axel había estado muy callado, lo cual era raro, estando tanto tiempo cerca de el había aprendido que el nunca cerraba la boca, hablaba hasta por los codos.

Tenía sangre seca por todos lados, en sus las manos que estaban aún más pálidas que antes, en la ropa y en ligeras motas esparcidas como pecas por su rostro, que ahora se veía ligeramente rosáceo, talvez por el frio que habíamos pasado.

Llegamos a una modesta casa aun en las afueras de Elora, al igual que todo aquí el aire victoriano y estructuras en piedra caliza del siglo XIX, me recordaron a la casa que vi en la primera temporada de American Horror Story.

Axel bajo primero con Meghan en brazos, ella también tenia el rostro enrojecido, y la respiración agitada, como si estuviese sufriendo pesadillas.

Se negó a que alguien más la cargará, incluso desafiando al pedante de Abismor con la mirada, para que se apartara del camino.

<<Ya sufrió bastante por culpa de ese imbécil, al menos puedo hacer esto por ella>>

Fue lo que dijo entrando por las puertas de la casa de dos pisos con estilo colonial, detrás de Víctor.

Me tome un segundo para dejar que la fría brisa nocturna de invierno, me despejara, tanto caos me había alterado, a lo lejos se podía ver la estructura del puente que conducía a Elora, me encantaba ese lugar, en verano cuando estaba rodeado de naturaleza.

Pero era invierno, crudo en inclemente, que arrasaba con todo a su paso, congelando los lagos, marchitando las flores,  y dejando a los arboles sin su verde follaje, no soy una gran fanática del invierno a pesar de que me gusta el frio, soy una amante de la primavera, cuando todo renace de una manera colorida y esplendida, no había visto el sol en días y el cielo siempre estaba gris.

TAYLORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora