Capitulo 32

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ANOTHER WAY OUT

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ANOTHER WAY OUT

- Comienzo a pensar que unos grilletes en los tobillos se verian fantasticos en ti- su voz era tranquila, pero mantenía ese matiz amenazante que me ponía los vellos de punta mientras observaba con sumo interés el cuadro de mi madre.

Sentí como mi corazón se aceleraba al verlo, con el cabello totalmente negro recubierto por pequeños copos de nieve que habian comenzado a derretirse, los mismos ojos inescrutables y juzgadores de siempre, y el aroma de su perfume que parecia opacar cualquier otra cosa.

Se mantenia quieto miradando su alrededor, podria haberlo juzgado como simple curiosidad pero su postura era demasiado tensa para serlo.

Buscaba algo, ¿me habia descubierto?.

Y casi comienzo a pedirle explicaciones,  de porque Alex estaba viva, o porque me perseguia, pero no lo hice, estaba realmente asustada y no por su aura intimidante de siempre, esta vez no, lo que hacia que mi corazon galopara como loco, eran los gruesos hilos de sangre que escapaban de sus dedos y se deslizaban por su antebrazo con la camisa recogida hasta los codos lo que me puso alerta.

Tenia peor aspecto que antes, las ojeras estaban aún más remarcadas y estaba mas palido que nunca, como si en sus venas no corriera nada más que frío y glacial hielo, pero eso no podía ser cierto, las gotas de color carmín caían sobre el piso de linóleo claro de la sala.

Taylor era fuerte, y no por el hecho de que no fuera un humano común y corriente, si no porque todo en el denotaba fuerza, pero ahora que estaba ahí, apoyado contra el marco de la puerta pude ver finalmente algo de la humanidad que negaba tener.

Estaba herido.

—Sin alborotos —amenazó a la distancia — esto no me matará.

Vestia todo de negro, camisa, pantalones rectos, zapatos de vestir y una gruesa y elegante gabardina sobre sus hombros.

El único trozo de piel que evidenciaba su mal estado era su antebrazo derecho que presionaba la zona de su pectoral

—¿Que fue lo que paso? — exclame preocupada mientras rápidamente me acercaba a el.

El olor metalico y pesado de la sangre invadio mis fosas nasales, haciendo que mi pobre estómago de por si delicado por todo lo que había visto se revolviera aun más.

—Un pequeño desacuerdo familiar— murmuro con voz cansina fijando su mirada en mi.

—¿Familiar?— inqueri aun mas alarmada, sin saber que hacer para detener el sangrado —¿Victor?¿El te hizo esto?

TAYLORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora