Un baile vigilado.

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Bea.

Bailar..

El baile se a convertido en mi lugar de escape. Cada movimiento es como si tuviera alas en el infierno que es mi vida.

No alas de angel precisamente.

Tal vez no baile de la forma que siempre soñé de niña.

Pero es lo único que me ayuda a sentir que de alguna forma hacía lo que quería. Esos sueños de niña están podridos, están marchitos alguien se ocupó de que fuera así.

Espero que se esté pudriendo en el infierno.

Maldito mil veces Maldito.

No me voy doy cuenta que mi cuerpo estaba temblando hasta que noto que mis manos estaban agarrando con tanta fuerza el borde del tocador.

Suelto la madera blanca.

Tomo varías bocanadas de Aire.

Me miro en el espejo y me regresa la mirada mi propia yo diferente; maquillaje Exagerado, ropa ajustada negra con mallas que deja mucho a la imaginación de los hombres e incluso mujeres y una peluca roja.

Totalmente diferente.

No quiero correr el riesgo de que alguien me reconozca.

Detallo mis ojos verdes y bajo ellos se encuentran esos posos oscuro que ni el maquillaje quita.

La migraña es una constante molestia. Soy medico y sé que es por la falta de sueño.

Pero estoy bien, estoy bien.

Mi mente me lo repite muchas veces.

Me quito el albornoz rojo deslizandolo por mis brazos.

Me levanto porque Hannah entra en el "camerino" y me da una repasada y silba.

Volteo los ojos divertida.

Mi vieja amiga Hannah o cómo me gusta llamarla tía nah.

Ella una mujer con cincuenta y seis años que fué la primera persona en contarle lo que me pasó.

Nos conocemos hace cinco años y esa mujer todavía me aguanta.

-Mi Bea ya es hora- se acerca y me acomoda la peluca- ya sabes si alguien se sobrepasa....

Me río un poco.

-Le patearé el culo con mis botas Rncksi.

Suelta un suspiro.

-Entiendo tus razones para seguir en esto. pero Bea- mira hacía la silla donde está mi bata de hospital - Hay otras opciones...

La detengo.

-Tia nah...

Levantas ambas manos.

-Serás terca-dice negando con la cabeza.

Me doy un último repaso en el espejo y salgo al escenario.

Todavía el telón negro está cerrado.

Todo mi cuerpo descarga adrenalina como todas las veces que lo hago.

Cambio a una pose no muy usual en mí pero para Linna Stelle no.

Me pongo en una pose que podría alterar hormonas y hasta a la persona más fiel del mundo.

Empieza a sonar un pop movido lo cual la letra descarga sensualidad en sus notas.

Alas en el infierno.

Dangerous doctorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora