Christian.
Me acomodo el cuello del traje y enciendo un cigarro, se que dice no zona de fumadores pero me importa una Mierda.Algunos del lugar me miran cuando paso por sus lados,una sola mirada de mi y de mis hombres los hacen bajar la cabeza.
Llego al lugar el balcón que reservé porque pedí sumamente privacidad, solo pueden pasar cuando yo lo diga y cuando sirvan la cena. Me siento y dejo el cigarro en la mesa.
Solo fumo cuando tenga algo importante que hacer, porque de resto sé que esa verga daña mi sistema de salud.
—Fiară, tovarășul tău vine aici—me avisa uno de los X en mi idioma natal.
Fiară, tovarășul tău vine aici=Bestia,su acompañante ya viene para acá.
Sonrio para mis adentros.
Ya va a venir, lo que no sabe que es se está metiendo en un mundo de Bestias dónde yo soy el jefe, y mi apodo no es en vano.
la ví cuando me presenté ante los médicos del hospital sabría que me traería de una forma problemas, su mirada Esmeralda reflejaba; no soy lo que piensan.
Y en eso se parece a mí.
Dos X se mueven a las puertas de vidrio para abrirlas, entra al balcón la mujer que he estado investigando y vigilando las últimas semanas.
Beatriz Lenvordi.
O mejor conocido en la vida de noche en Chicago; Lina Stelle.
Por su puesto que al ver que ella tenía la jeringa con un poco de mi proyecto, la investigué a fondo, pude entararme súper rápido de lo que hace a escondidas.
Corrijo, hacía porque yo mismo me encargué de que eso no fuera un problema porque esos lugares no son para ella.
Todavía tengo más por descubrir a cerca de la Rubia natural que camina hacia a mí despacio como si todavía estuviera desconfiada y tiene razones de sobra para estar desconfiada. Usa un vestido del color de sus Ojos, es corto con abertura en la pierna, no tiene escote la prenda que se adhiere a su silueta de bailarina esbelta pero aún así puedo ver cómo la tela aprieta sus senos que son de un tamaño muy sugerente.
Se echa el cabello para atrás, mi entrepierna empieza a dolerme y aparto discretamente la mirada.
Le hago una seña a mi hombres para que se larguen y lo hacen al instante.
Beatriz se sienta y detallo su rostro, cada vez que lo veo me recuerda a la porcelana, todo su cuerpo me recuerda a la porcelana pero esa porcelana está rota y solo son pedazos pegados a medias por ella misma, me he dado cuenta por mi instinto que la rompieron de alguna forma.
Se muerde el labio inferior y se atreve a hablar primero.
—Bueno, ya estoy aquí—libera el labio del agarre de sus dientes.
Con mi mano debajo de la mesa reacomodo mi erección no se puede ver pero igual duele como el carajo.
—Antes que nada, en realidad me llamo Christian Alexe, mi apellido no es Oconor. Necesitaba un apellido Americano ya que el mío siendo Rumano llama la atención.
—Ya,claro como si inventar ser mudo y sordo no llama la atención.
Habla sin pensar y cuando se da cuenta abre mucho sus ojos.
Me irrita y me causa gracia a la vez.
—Lo siento..Usted prosiga..
Usted, que me trate de usted me irrita más.
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Dangerous doctors
RomanceEl es una bestia y yo me enamoré de esa bestia. Este libro contiene contenido sensible+21 leer bajo su propio riesgo.