Bea.En ocasiones, nuestros esfuerzos incansables no se traducen en los resultados deseados, y esa sensación de cruzar la línea sin llegar al destino puede ser desafiante.
Así me siento, siento que cruzaré la línea a la desesperación. No tengo el estúpido dinero y no le pediré prestado a Meysi. A veces me provoca ir a la policía y contar todo, pero ellos tienen contactos ahí y no tomarán ni una denuncia por acoso que yo haga. De igual forma les tengo miedo a las denuncias, hacen muchas preguntas que yo no puedo responder a la ligera, la última vez fué una experiencia que no olvidaré.
Cómo me obligaron a decir con detalles lo que pasó.
Una sala de interrogatorios con agentes que miraban cómo si no me creyeran, cómo si lo hubiera matado porque quise. Aún teniendo las pruebas de los médicos tenían sus malditas e innecesarias dudas.
Camino hacia mí habitación.
Hace rato que llegué de la casa de Christian y no me he podido quitar, bueno no quiero quitarmelo. Creo que ni sé dió cuenta lo que usaba como short así que me lo quedaré.
Me siento en la cama.
Bajo la mirada y en el interior de mi muslo está esa cicatriz que es un vivo recordatorio de mi infierno.
Lo toco con los dedos y se me empiezan a llenar los ojos de lágrimas.
—Ni de coña, no derramarás una lágrima —me lo digo a mí misma.
Me obligo a respirar y sacudir la cabeza de un lado a otro..
El móvil empieza a sonar.
Ayer no salí con el y no tengo ni idea en dónde puede estar, me levanto a poner todo revuelto para encontrarlo. Busco en los cajones, debajo de la cama y en el armario. Me canso de buscar pero no deja de sonar, a lo mejor es Meysi. Al segundo que me rindo miro la ropa que está en el suelo y entre esa ropa está mi bata y en unos de los bolsillos está el maldito móvil.
Mi bandeja de mensajes está llena de palabras de preocupación y como cien llamadas perdidas de mí mejor amiga.
Y uno que otro insulto.
Pero, es Meysi y ella insulta hasta a los autos.
El mensaje que hizo surgir en mí una sonrisa fué el más cariñoso:
Dónde te hayas muerto.. Juro que buscaré un exorcista para que te resucite y poder matarte yo misma!!.
¿Desde cuándo los exorcistas reviven muertos?, ¿no sacaban demonios en cuerpos?. Niego con la cabeza y le contesto la llamada inmediatamente.
—¡Rubia perra! —empieza—.Ya iba a publicar una fotografía tuya en ropa interior con el enunciado: se busca, hay recompensa.
—Hola..
Suelto una carcajada.
—No te rías que hablo en serio.
—Ajá..
—No te sorprendas cuando en la calle te pregunten si eres modelo erótica —me vuelvo a reír pero ella hace la pregunta qué sabía que haría—.¿En dónde estabas Beatriz?.
No le puedo decir la verdad pero tampoco le puedo mentir.
—Estaba en el departamento de Christian —susurro.
—¿Qué?, repitelo que no escuché.
—¡Qué estaba en el apartamento de Christian!.
Escucho un grito de emoción y por dos segundos tengo que separarme del móvil.
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Dangerous doctors
RomanceEl es una bestia y yo me enamoré de esa bestia. Este libro contiene contenido sensible+21 leer bajo su propio riesgo.