La Casa De La Mafia: SANSANG

27

Estaba sentado en un rincón del taller de Min. Ellos se habían alejado, inmersos en la discusión sobre quién correría que carrera. San competiría en la principal contra el chico de la ZERO, el tal Soobin. Sin embargo, eso era lo que menos me importaba, porque, después de haber puesto más atención, me di cuenta de que yo lo conocía.

Al principio su rostro me pareció familiar. Ahora recordaba que lo había visto antes, en La Fábrica, hablando con Chris. Cuando me di cuenta sentí como si una cubetada de agua helada me cayera encima, jamás podría haber imaginado que algo así podría suceder, que la oportunidad de obtener información llegaría de esta manera tan precipitada e inesperada. El problema ahora sería acercarme para hablar con él.

Observé a San a la distancia por un instante, no sería sencillo cumplir ese objetivo si estaba cuidándome todo el tiempo. A parte, aunque no había tratado directamente con Soobin, ya podía adivinar qué clase de persona debía ser, por el simple hecho de conocer y tratar a alguien como Chris.

No tenía un plan claro aun, pero me puse de pie y me acerqué al grupo de amigos después de un rato.

-Yo correré en la de 250 cc -dije con firmeza, llamando la atención de todos.

No es que estuviera realmente interesado en el asunto de las carreras después de esta revelación, pero mi cabeza estaba tomando decisiones aleatorias, esperando que alguna me llevara a Soobin. A parte, su discusión no ayudaba en nada a mi concentración, lo único que quería era que dejaran de hacer tanto escándalo. Sin mencionar también que... correr me haría recordar viejos tiempos y, quizás, recordar mi valentía y fuerza interior para enfrentarme a esto. Tenía que salir a buscar a ese tipo para empezar a tener respuestas.

Cuando puse algo de atención me di cuenta de que todos me observaban de un modo particular.

-¿Estás bromeando? -dijo la chica

-¿Cuál es el problema? -pregunté con toda la tranquilidad del mundo.

-Bueno, no luces como alguien que corra. -dijo Wonho

San me tomó entonces del brazo y me apartó un poco para que pudiéramos hablar en privado.

-¿Qué intentas hacer? -preguntó.

-Necesitan otro corredor ¿no?

-¿Estás loco? sinceramente dudo que alguna vez hayas corrido en tu vida.

Apreté mis manos en dos puños y lo fulminé con la mirada.

-¿Qué mierda sabes tu de mi vida?

Me sorprendió un poco que San no comenzara una discusión, pues a pesar de mi altanería, él se mantuvo tranquilo.

-De cualquier modo no te has preparado, podría ser peligroso.

No pude evitar soltar una sonrisa amarga.

-No lo necesito -contesté. Y eso era verdad. Supongo que algo en el tono de mi voz o actitud logró descolocarlo un poco.

-Nadie te prestará una motocicleta. -intentó darse la vuelta y regresar con sus amigos, pero yo pensé en algo para detenerlo.

-Tal vez tu amigo, el de la ZERO blanca, quiera prestarme una.

Por supuesto, mi comentario no le gustó nada. Se acercó a mi de nuevo, de una manera intimidante que conocía bien, pero a pesar de todo, logré mantenerme firme y lo observé con determinación a los ojos.

-Ni se te ocurra acercarte a él

Tragué con pesadez ¿Cómo le explicaba que ese era justo mi objetivo?