Estaba nervioso por lo que podría pasar ese día. Y me alarmé más cuando San me invitó a desayunar. Sería la primera vez que saliera de mi rutina de las dos habitaciones. Ver la casa de día con mas atención me pareció una maravilla, era más grande y más lujosa de lo que esperaba. Jiwoo me condujo hasta un jardín en la planta baja de la casa, donde ya se encontraba el mercenario, revisando información en la proyección de su brazalete.
Yo seguía sin tener zapatos así que sentir el pasto debajo de mis pies me provocó un escalofrió, y al mismo tiempo sacó una sonrisa de mis labios. Inhalé profundamente el aroma de la tierra húmeda y el olor de los pinos que rodeaban la casa. Jamás imaginé la alegría que podría traerme ver el cielo en plenitud después de tantos días encerrado.
-Pareces feliz -su voz me arruinó el momento.
Vi que en la mesa ya había una jarra con jugo de naranja y aperitivos. Tenía tanta hambre que no pude resistirme a probar algo. Me senté en el asiento frente a él y tomé un panecillo de mantequilla y un poco de jugo.
-En serio que necesitaba salir de esa prisión.
Esperaba que dijera algo, pero no lo hizo. Estaba concentrado en los datos del holograma. Admito que me dio curiosidad saber qué estaba haciendo. Se suponía que era un mercenario, no un empresario, aunque, ahora que lo pensaba, como buen mafioso, probablemente era ambos. Seguía sin saber realmente nada de él.
-¿Asuntos administrativos?
-¿Qué? -preguntó dirigiéndome observándome por primera vez.
-Lo que haces ¿Qué es? -me había servido un poco de mermelada y la estaba comiendo a cucharadas. Tenía que admitir que la comida de ese lugar era una de las mejores que había probado en mi vida y como esperaba salir de ahí cuanto antes disfrutaría lo más que pudiera lo único bueno de esa casa.
-No es asunto tuyo, cachorrito -terminó de digitar algo y apagó el holograma.
-Supongo que no era de trabajo, es tu día libre -insistí un poco en le tema.
Nuestra "conversación" se vio interrumpida por que los sirvientes aparecieron llevando los platillos fuertes. Había tres bandejas con distintas cosas que probar y no pude resistirme a ninguno.
-Luces hambriento
Me olvidé de intentar obtener información y comimos en silencio. San comió bastante, pero con mas tranquilidad y clase que yo. Afortunadamente no me hizo burla al respecto. El también lucía satisfecho con la comida y a decir verdad lucía tranquilo en general, sin aquellas sombras de la noche bordeando su rostro, haciéndolo lucir como el ser más peligroso del mundo. Su actitud también era diferente a la que siempre tenía que recibir por las noches.
-¿Por que quisiste desayunar conmigo? -pregunté algo inseguro después de un rato.
-Para hacerte compañía.
Su comentario me contrarió un poco, no tenía sentido.
-No necesito tu compañía.
Sonrió divertido. Iba a decirme algo, pero recibió una notificación y en cuanto la observó su semblante se distrajo.
-Tengo que atender unos asuntos, te veré más tarde. -se puso de pie -por cierto no te pregunté si querías hacer algo en particular el día de hoy.
¿De qué carajos estaba hablando?
-No, no hay nada -contesté desanimado. Era un prisionero, ¿Cómo podría querer hacer algo divertido? Quería irme, eso era lo que quería.
-Bien entonces te veré en el estudio en un rato. Le diré a Jiwoo que vaya por ti.
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La Casa De La Mafia: SANSANG
Fiksi PenggemarSansang. Omegaverse. Kang Yeosang era conocido como Dóberman, un beta de los suburbios más peligrosos de toda la ciudad, dedicado a la trata de la raza más pura de la sociedad, los omegas. No recordaba cómo había llegado a ese negocio, ni tampoco c...