47
ALICE
Zaddyel se plantó delante de mí, llevando un casco de moto en sus manos, y noté su mirada fija en la mía. Suavemente, me apartó el pelo de la cara, y su aliento tibio me acarició la mejilla por la cercanía.
Justo en ese momento comprendí que no importaba adónde me llevara, siempre y cuando estuviera él conmigo. Así que, a pesar de mis protestas, me colocó el casco en la cabeza con cuidado y ternura, mostrando su preocupación por mi seguridad.
Enseguida nos subimos a la moto, y solo existimos él y yo, obviando el resto del mundo.
—Alice, tienes que sujetarte —me advirtió con un tono juguetón, tratando de ocultar la sonrisa que se dibujaba en sus labios—. ¿Quieres caerte o algo?
Apreté mis labios, sintiendo un leve temblor en mis manos.
—No hace falta que...
Antes de que pudiera terminar de hablar, me interrumpió:
—Sé que puedes hacerlo tú sola. Pero me gusta sentirte cerca de mí, que estás bien, y tampoco me gustaría que te hicieras daño —añadió en voz baja, con una mirada cómplice.
Me quedé callada, sin decir ni hacer nada. Él suspiró profundamente, y sin dejarme otra opción, tomó mis manos, guiándolas hasta su cintura, obligándome a abrazarlo. Mi mejilla se posó en su espalda.
Encendió la moto, pulsó un botón que abrió la puerta del garaje, y sin perder más tiempo, arrancó.
No tenía ni idea de adónde nos dirigíamos. Lo único que sabía era que nunca había estado por aquella zona antes. El aire que golpeaba mi piel y mi cara mientras íbamos a toda velocidad por la carretera me provocaba una sensación desagradable, y en mi interior empezaba a crecer un sentimiento de pánico que me hacía querer pedirle que diera la vuelta.
«Odio esto», pensé, mientras intentaba mantener la calma. «¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué estoy tan alarmada?»
Porque no quieres que te vuelvan a hacer daño, Alice...
Durante el trayecto, en cada parada de semáforo, Zaddyel aprovechó para girarse y preguntarme si estaba bien o simplemente para asegurarse de que seguía allí, en la realidad, disfrutando con él. Y otras veces, cuando mis manos agarraban con fuerza su chaqueta negra de cuero y lo notaba, entrelazaba una de sus manos con la mía y seguía conduciendo, como si quisiera transportarme a un lugar seguro y tranquilo, lejos de todo lo que me asustaba o preocupaba.
Era su manera de decirme que todo estaría bien, que yo estaba segura a su lado, que no tenía por qué tener tanto miedo o sentirme tan impresionada por la velocidad a la que íbamos. Y lo cierto es que lo hizo.
Antes de que pudiera darme cuenta, Zaddyel estaba aparcando la moto. Pero antes de bajarse, pasó su mano por mi pierna lentamente, dándole un apretón, y después me acarició el tobillo.
—Vamos a dar un paseo, te aseguro que lo disfrutarás.
Me encogí en el asiento. Quise gritar, pero mi voz no me respondió. Para evitar mirarlo, fijé la vista en la playa que había delante de mí. Era un puerto, más bien, algo parecido a una playa, pero con embarcaciones a la vista.
Empezamos a caminar hacia la playa, dando un giro a la izquierda hasta llegar a un amplio y abierto terreno, parecido a aquellos que utilizan para montar ferias. Caminamos por la carretera, pero cada paso que daba me hacía sentir peor que antes. Lo único bueno fue que Zaddyel me explicó que esa carretera no se usaba para el tráfico desde hacía mucho tiempo, y había pasado a ser una "carretera para humanos", donde los coches ya no circulaban. Pero aún así, mi corazón seguía latiendo aceleradamente y mi respiración se volvió entrecortada.
![](https://img.wattpad.com/cover/341070055-288-k562535.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El Camino de Nuestras Almas © ✔️
RomanceSegunda versión [COMPLETA] ¡PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO! ** Este es el primer libro de la bilogía: "Somos destellos eternos". Segundo libro todavía NO disponible. • • Alice ya no quería nada. Estaba en un callejón sin salida. Había perdido la ilusión y p...