— Es tan pequeña, se le va a hacer muy difícil decirle esto, señor. — Escuchaba la voz preocupada y triste de mi Nana al otro lado de las puertas de mi habitación.
Estaba de lo más tranquila a mis ocho años junto a mis peluches, pero sus voces llamaron mi atención parando de jugar.
— Se que mi hija lo entenderá, sabe lo enferma que estaba su madre, -su voz era dulce, pero había una gran tristeza oculta.
— Lo entienda o no sigue siendo una niña, tendrá un cociente intelectual muy alto, pero es lo que es, una niña, —esa voz era dura llena de dolor era de mi tío Evans, hermano de mi madre.
— Aún así tiene que saberlo, y es lo que voy a hacer. — Vi como el pomo se movió, pero no llegó a abrirse en el momento.
— Yo no estoy diciendo que no se lo digas, pero se lo más delicado posible.
— Eso voy a hacer, como padre tengo ese deber.
Después de decir eso finalmente se abrieron las puertas mostrando a mi padre con una sonrisa forzada al mirarme, pero me estaba asustado. Mi tío que normalmente tenía una expresión la mar de fría estaba lleno de tristeza, los ojos hinchados y rojos de llorar, a su lado mi nana que era incapaz de dirigirme la mirada, se le veía demasiado afligida.
Mi padre se acercó a mí, miraba con curiosidad intentando entender por mí misma lo que pasaba — Papi, ¿qué pasa?, —pregunto.
Él se agachó de una rodilla mirando mi vestido pomposo de color rojo, y con un accesorio en mi cabello suelto — Princesa, es mamá...— Se mordió el labio para no llorar, pero aun así salieron las lágrimas.
— ¿Qué pasa con mami?, —seguía sin entender lo que pasaba.
— Mami se fue al cielo, princesa, —sus lágrimas empezaron a salir con más fuerza.
— ¿Mami se fue al cielo?, —me costó un poco comprender, pero entendí que mi madre había fallecido, su enfermedad pudo con ella.
Entonces mis lágrimas empezaron a salir, mi padre me cogió en brazos, mi tío no dudó en acercarse y frotar mi espalda, me consolaba a su manera.
— Princesa, no estás sola, estamos tu padre, tu Nana y yo contigo, mamá te cuidará desde el cielo, —besó mi cabeza que estaba oculta en el hombro de mi padre.
Levanté mi cabeza con los ojos llenos de aquellas gotas de tristeza. — Quiero que baje del cielo y se quede conmigo, —algo que por desgracia es imposible.
Escuchaba los llantos de Nana antes mis palabras, una niña tan pequeña perdiendo a su madre por culpa de las enfermedades del mundo.
— Echaras de menos a mamá como nosotros, pero con el tiempo será un recuerdo bonito recordarla, —miré a mi tío como le salían las lágrimas y me sonreía al mismo tiempo.
Desde ese día quedó una herida en mí, herida que me quedó de por vida.
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Aquí comienza el tercer libro de la saga, espero que os guste, disfruten y sufráis como yo al escribirlo.
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Un abrazote y gracias.
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Emperatriz [#III Saga emperadores de la mafia]
Romance⚠️SE RECOMIENDA LEER EN ORDEN POR LOS SPOILERS⚠️ María Meyer Vivo una vida de lujo como la princesa de papá, una de las hijas de la mafia mas importantes de Alemania, pero una noche mi padre me cuenta que llevo prometida desde los dieciséis años con...