Maratón 5/5
Sabía que era y es preciosa, pero cuando ves como una niña que es lo que era solo es eso, una niña, pero ahora que le he visto con veinte años vistiendo como una mujer ya no la veo igual.
— Ahora bajas tu solito, —digo a la vez que las puertas del ascensor se abren.
Necesito darle vueltas a mi cabeza para saber qué cojones le ha pasado a mi cuerpo al verla.
— No me dejes solo, —dice intentando salir, pero llega tarde, las puestas se habían cerrado.
La miró por última vez, pero mis ojos van a su culo, ¿qué haces Mikhail? Que su culo es tan bonito, quiero tocarlo.
Sacudí mi cabeza, desvío la mirada a sus pechos, se ven tan perfectos en ese vestido y la imaginé en mi cama completamente desnuda.
Mikhail, ¿cómo lo vas a hacer con ella si odias que te toquen? Solo deseo que ella me toque. Solo ella.
Giro mi cabeza hacia las escaleras y bajo estas hasta el final. Solo pensado que no la iba a dejar escapar nunca bajo ningún concepto, que me casaría con ella, conquistaría su corazón, aunque... Me miró en el reflejo de uno de los cristales a la salida, viendo el monstruo que soy y esta es una de las razones por lo que me llaman la bestia.
No quiero hacerle daño, soy repugnante, un maldito monstruo, pero no puedo pensar en que la tocará otro hombre que no sea yo. Que puede que si no llego a aceptar ser su esposo que la violen y la rompan en mil pedazos.
No quiero que mi ángel sea despojada de sus alas y sufrir el resto de su vida. No pienso permitir algo así como el emperador de la mafia alemana y como la bestia.
— Eres cruel y sádico, —dice mi hermano detrás de mí. — Qué pena que seas mi hermano, si no te hubiera pateado el culo.
— Sigue soñando, —camino a la salida y él me sigue.
— Te veo con la mirada perdida, Mikha. — Desvío mi mirada hacia él, y se asusta, —¿no me digas que estás pensando en lo que yo estoy pensando?
— ¿Y que cojones estás pensando, según tú?, —levanto una ceja.
— Qué te quieres quedar con ella. No esperaba que saliera de ti tu parte posesiva con ella, ya bastante que lo haces con Adeline y Astrid.
— Y contigo, no creas que no soy protector contigo, Dom. — Adeline y Astrid, mis queridas hermanas gemelas de diecinueve años, son lo mejor que tengo aparte de mis padres y hermano.
— Sí, y por eso me metes en los negocios.
— Dominik, te elegí como mi mano derecha porque solo confío en ti y en nadie más para ese puesto, si no estarías ahora mismo en tu apartamento haciendo que tus putas te chupen la polla.
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Emperatriz [#III Saga emperadores de la mafia]
Romance⚠️SE RECOMIENDA LEER EN ORDEN POR LOS SPOILERS⚠️ María Meyer Vivo una vida de lujo como la princesa de papá, una de las hijas de la mafia mas importantes de Alemania, pero una noche mi padre me cuenta que llevo prometida desde los dieciséis años con...