~• CAPÍTULO VEINTISÉIS •~

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Despierto con la luz del sol entrando por la ventana

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Despierto con la luz del sol entrando por la ventana. Me dolía demasiado la cabeza, los ojos y la vida en general. Había dormido con el vestido puesto, pero otra vez la manta la tenía encima.

Entró de nuevo a mi habitación y me tapó. Me quito la tela de encima. Bajo de la cama y camino al baño echándome agua fría en la cara, necesitaba despejar mucho la cabeza.

Me miro al espejo viendo mi cara un poco mejor. Hoy me siento más triste que nunca, como si el dolor nunca acabase.

Quiero estar tranquila por un día, es lo único que pido.

Me voy al armario poniéndome una camiseta rosa y blanca con letras negras, gigante que hacían de camisón. Lo que pasa es que esta camiseta es mas de vestir, pero para mí hace de pijama.

Agarro el ordenador portátil y bajo a la cocina, encontrándome sola. Sorprendente, no estaba é, tampoco quería verle.

Dejo el aparto en la encimera, me siento en el taburete comiendo del desayuno que prepara todas las mañanas la ama de llaves. Mientras voy mirando el correo, esperando que me saliera una oferta de trabajo, pero nada.

Luego sigo mirando. Aparto este, necesitaba hacer algo con mi vida.

Me pongo en pie. No he explorado profundamente este lugar. Subo mirando por todas partes, es más grande de lo que imaginaba. No había ido más allá de este piso, solo hasta mi habitación.

Veo una estatua como si la hubiera hecho el mismísimo Miguel Ángel Buonarroti. Lo tocó un poco, lo iba a levantar a ver cuánto pesaba, pero se inclina hacia un lado abriendo una puerta detrás de una pared.

¿Una sala secreta? ¿Este edificio que es? ¿Una base secreta del gobierno? Bueno, precisamente del gobierno no iba a ser.

Entro sacando el teléfono encendiendo la linterna buscando algo para poder ver entre la oscuridad. Veo un interruptor y le doy, se encienden las luces con dificultad, tiene que tener más años que el mismísimo sol.

Subo la estrecha escalera, entonces la puerta se cierra. ¿Cómo voy a salir de aquí ahora? Espero que el poste de luz sepa de este sitio, pero que lo tendría jodido.

Sigo mi camino hasta llegar a un ático, un precioso ático escondido. Tan abierto y bonito, dejaron este lugar en el olvido porque estaba lleno de polvo. No tenía nada que hacer, por lo que agarré el primer trapo que encontré y limpié todo el lugar dejándolo brillante.

Creo que este sitio puede ser mi lugar seguro, aquí vendré cuando no quiera saber nada de nadie. Dónde podré estar sola cuando quiera.

Veo la hora en mi teléfono, pero veo un mensaje de él.

¿Dónde estás? Necesito hablar contigo.

No contesté. Me voy del lugar bajando las escaleras, busco algo con lo que salir. Veo un botón, entonces le doy y la puerta se abre. Cuando salgo la puerta se cierra y la estatua vuelve a su sitio.

Emperatriz [#III Saga emperadores de la mafia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora