~• CAPÍTULO DIECIOCHO •~

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Escucho el ruido de la puerta cerrar cuando nos damos las buenas noches

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Escucho el ruido de la puerta cerrar cuando nos damos las buenas noches. No quiero que me vea llorando, ya bastante que me escucha mis sollozos silenciosos.

Realmente no quería estar sola. Necesitaba de la compañía de alguien, aunque la suya no sea la mejor por lo menos no me sentiría tan sola. Es mejor así, cada uno solucionando sus problemas

Me doy la vuelta mirando el techo soltando mi peluche de Stitch, con la lámpara de la mesita encendida. Me quito las lágrimas que aún seguían siendo un mar.

Me calmo antes de levantarme de la cama, me estaba muriendo de hambre. Camino al escritorio me siento sobre la silla, agarro el tenedor y no puedo evitar llorar mientras doy cada bocado.

Todo esto me está superando. Mi padre y la zorra de su esposa me hicieron el día mucho peor, odio mi vida. Odio cada segundo que paso viva en este mundo.

Estar prometida con una persona a la que no amo, tener un padre tan cavernícola y una madrastra que me ha odiado desde que cruzó la mirada con las mía, solo tenía diez años cuando hizo de mi vida un infierno.

El único por el que quiero vivir es por mi tío y él vive por mí. Si no fuera por él siendo una adolescente me hubiera quitado la vida, aun así, seguí adelante.

Me quito las lágrimas como puedo, dejo de sollozar, pero mis lágrimas no dejan de salir. Debo ser fuerte con todo esto, lucha como hiciste en todo momento antes de que la Bestia te trajera de vuelta a tu país.

Termino de comer y me pongo en pie caminando hacia el armario, sacando de ella una sudadera gigante de hombre gris con letras rojas.

No sé de cual de mis exnovios es esta sudadera, ¿Bruno? ¿Fabian? ¿Hans? ¿Harman? Nah, de él no puede ser porque la hubiera quemado. Puede ser de, ¿Joss? Sí, de Joss. Este era su estilo.

Le desvisto y me pongo la sudadera. He tenido tantos novios que me he acostumbrado a dormir con sus camisetas en vez de con mis pijamas de princesa.

Me tumbo en la cama con mi peluche y apago la luz de la mesita. Cierro los ojos, estoy sin moverme durante muchos minutos intentando coger el sueño, pero nada. Me cambio de posición, estoy así horas.

Le estaba dando demasiadas vueltas a la cabeza con todo lo que me está pasando. Enciendo la luz viendo que eran las dos de la mañana.

Gruño pasando las manos por mi cara. Buscaré algo de alcohol en la cocina a ver si cojo el sueño.

Salgo con la linterna del teléfono encendida, no quería encender las luces y despertar a todo el mundo, mucho menos a la Bestia. Bajo la escalera descalza, en la cocina enciendo la luz y apago la linterna.

Miro por las puertas de abajo del fregadero, busco por toda la cocina sin encontrar nada, —¿dónde coño tiene este tío el alcohol? Ni que fueran a venir a robarle precisamente eso. — Murmuro hacía mi misma.

Emperatriz [#III Saga emperadores de la mafia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora