Estuve el resto de la tarde mandando currículums a todos los hospitales de la ciudad. Espero que me contraten en que esté más lejos de esta casa.
No el soporto, menos mal que no le he visto en el resto del día, porque ganas de aguantarlo no tenía.
Lo bueno de todo es que me estoy maquillando para irme esta noche sola a un club, beber y follar que es lo que necesito. Mi mano no es suficiente, necesito más.
Me puse el vestido azul que tanto me gustó con la familia de él. Lo mejor son mis zapatos de plataforma que tienen más tacón que la altura de los Klein, lo malo es que no quiero ir con cinco guardaespaldas, por lo que me escaparé por la ventana, pero no de mi habitación porque si no me mato.
Me da miedo salir sola después del suceso de ayer, pero tengo que superar mis traumas y vamos a hacer terapia de choque. Termino de maquillarme muevo un poco mi cabello colocando de una manera bonita.
— Lista, ahora a salir de aquí. — Me quito los tacones. Bajaré hasta el último piso y desde allí saldré por la ventana. Mis guardaespaldas tienen que estar en la puerta.
Espera.
Ronald si puede acompañarme, pero le metería en un problema, de todas formas, hablaré con él. Saco el teléfono caminando hacia la puerta y marco el número de mi guardaespaldas favorito.
— Dime, señorita.
— ¿Estás con los demás? — Digo en voz baja.
— Emmm... — Me conoce bastante bien, por lo que su ruido significaba que sí estaba con ellos. — Ahora no.
— Estupendo, ¿me acompañarías a un club? No quiero llevar a cinco mastodontes, con uno me vale.
— ¿Por qué no le dice al señor Klein?
— Ronald, ¿qué pregunta de mierda es esa? Me obligará a llevaros a los cinco y no me da la gana. Qué si no quieres para que no te salpique el marrón me voy solita.
— No, no, a usted la acompaño, no puede ir sola.
— Estupendo, nos vemos en el último piso en las ventanas de la izquierda, —le cuelgo. Iré por las escaleras que por allí nadie pasa.
Salgo con sigilo pasando por delante de la habitación de la bestia, pude escuchar dentro el sonido de la ducha. Es perfecto este momento para escapar.
Bajo las escaleras corriendo, voy a las escaleras hasta el cuarto piso, allí entró en el ascensor hasta el primer piso. Entro al salón a la izquierda y en una de las ventanas estaba Ronald esperando.
Las abro, —eres mi salvador, ¿lo sabías? — Me abrazo a su cuello, él abraza mi cintura sacándome.
— Si te decía lo contrario te irías sola como hacías de adolescente, y no me gusta que vayas sin protección, señorita.
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Emperatriz [#III Saga emperadores de la mafia]
Romance⚠️SE RECOMIENDA LEER EN ORDEN POR LOS SPOILERS⚠️ María Meyer Vivo una vida de lujo como la princesa de papá, una de las hijas de la mafia mas importantes de Alemania, pero una noche mi padre me cuenta que llevo prometida desde los dieciséis años con...