~• CAPÍTULO TRES •~

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Llegué a España sintiéndome muy inquieta

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Llegué a España sintiéndome muy inquieta. Voy a echar tanto de menos a mi tío que algo me decía que no debería de haberme ido, pero lo hago por ser libre, que mi padre se ocupe de sus propios problemas y a mí me deje en paz.

Vender a su hija por un porcentaje de los negocios, es caer muy bajo. Me he demostrado que no me quiere una mierda, tanto decirme "princesa" y que quería a mi madre es toda una farsa, para él las mujeres no somos nada.

Gracias hermana por enseñarme lo que realmente valemos las mujeres, aunque ahora mismo no sé dónde estás desde hace un año cuando me visitaste a Hamburgo.

Caminaba por las calles de Madrid buscando un lugar donde quedarme. Encontré un hotel de cuatro estrellas, me quedaré aquí una noche, buscaré un trabajo y un piso para vivir, no voy a quedarme siempre en un hotel es demasiado caro.

Me dieron una habitación, no dormí en toda la noche buscando pisos y trabajo sin parar de mandar currículums.

Debía acostumbrarme a mi nuevo nombre, no quiero cagarla y mi padre me encuentre. No me gustaría irme de aquí tan rápido.

Solo espero que mi tío no se lleve las consecuencias de todo entonces me sentiré muy mal.

Pasaron cuatro días, ya tenía un trabajo de camarera en un bar cerca del piso donde vivía, no era lujoso, pero era bonito donde ahora vivo.

Llevaba siempre encima el teléfono de contacto con el número de mi tío, con ese móvil no pueden detectarlo, así mi padre nunca podrá encontrarme.

Hoy cerraba el bar así que me quedaba hasta tarde para recogerlo todo junto a mi compañera Ruslana, ella es ucraniana y es una chica muy amable y dulce, desde que llegué me ha ayudado a todo, dios mío se lo agradezco.

— ¿Vas a hacer algo este finde? —me pregunta la pelirroja.

— No, no tengo nada pensado, solo sofá, mantas y libros, —amo leer, es una de las cosas que me apasionan al igual que la medicina que por ahora tengo que dejar hasta que todo en mi país se calme, o puede que nunca cumpla mi sueño, pero bueno puedo tirar por la escritura que también me gusta.

— Vamos a ir de fiesta por si quieres venir, —dice ella subiendo las sillas a las mesas.

Me vendría bien despejar la mente, —sí, ¿por qué no? Me viene estupendamente.

En Alemania iba mucho de fiesta y siempre me acababa tirándome a alguien. Mi padre siempre decía que tenía que llegar virgen al matrimonio, pero Maze me dijo que eso son gilipolleces de machistas como mi padre, puedo hacer lo que quiera con mi vida y mi cuerpo. Hasta fui de fiesta con ella cuando nos fuimos de viaje mi tío, Sebastián, Maze y yo, lo disfruté tan al máximo que perdí la virginidad, desde ese entonces me iba de fiesta diciéndole a mi padre que me iba a casa de unas amigas a estudiar cuando en realidad iba a otras cosas.

Emperatriz [#III Saga emperadores de la mafia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora