~• CAPÍTULO VEINTE •~

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Miraba los vestidos que danzaban por todas partes

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Miraba los vestidos que danzaban por todas partes. Ninguno me convencía. Muy elegantes, muy largas o la falda no era lo suficientemente corta.

No quería un vestido de este tipo. Quiero mostrar todo mi cuerpo, que solo me tape lo necesario. Una vez más quiero joder a mi padre, pero no quiero salir sin un vestido.

Miraba de vez en cuando como Adeline, Astrid y Gisela que no paraban de probar vestidos.

Me siento muy incómoda con ellas. Hablaban de todo, es normal, son madre e hijas, pero estoy aislada. Me ignoran.

Llevo desde que llegamos aquí sentada mirando todo con las piernas cruzadas. Solo quería irme y buscar trabajo.

Solo de pensar en quedarle ese edificio tan grande, el saliendo por trabajo y seguramente esté más tiempo sola. No quiero ser un florero más de esa casa.

Mi mirada se fija en las tres mujeres. Me ignoran a posta, detecto bien cuando algo no va bien y a ellas no les gusto. Está bien fingir delante de tu hijo amabilidad, pero, ¿ignorar a tu futura nuera y cuñada de esta manera? Si no querías verme el pelo no a ver aceptado.

Una llamada entra a mi teléfono viendo el nombre de mi tío, ¿será mi salvación? Me pongo en pie y camino a la salida con el móvil en la oreja, —gracias. — Digo nada más estar en la calle.

— ¿Qué? — Dice confuso.

Camino a la acera de enfrente con el guardaespaldas muy cerca mío, —estaba con las hermanas y la madre de la bestia, y hay muchísima tensión entre ellas y yo. Se puede cortar con un cuchillo.

— Te odiarán por tu escapada.

— Si tanto me odian, ¿por qué aceptan venir aquí conmigo? Quieren joderme, hacerme sentir incómoda y que me largue.

— Pues lárgate si tan incómoda te sientes.

— ¿Entro y les digo que me voy o me largo sin más?

— Mejor entra y diles que te vas que te han llamado por un asunto de trabajo, mejor no quedes de mal educada, será peor.

— Ellas son unas mal educadas. Dejarme de lado de sujeta velas mientras que ellas se acicalan el trasero.

Se queda en silencio, —es mejor que no hagas más enemigos ya de por sí, bastante tienes con la bruja.

Suspiró intentando calmarme, —está bien. ¿Para qué me llamabas?

— Para preguntarte cómo ibas con ellas, veo que mal. Que a partir de mañana tendrás a Ronald de nuevo contigo.

— Que bien, ya no me sentiré tan sola.

— Y por último, ¿qué te parece que mañana empecemos otra vez con los entrenamientos?

— Me parece perfecto. Tendré las mejores excusas para poder verte. — Estoy tan feliz con lo que estaba escuchando, al final no todo era tan malo.

Emperatriz [#III Saga emperadores de la mafia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora