Capítulo 4

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Fluke casi se clava el tenedor en el labio cuando Phueng le dio un codazo en el brazo. Sonriendo y desalentado, vio el pedazo de pollo que iba a llevarse a la boca caer en un charco de salsa en su plato.

-Cuidado.- Frunció el ceño a Phueng.

Ella ni siquiera se dio cuenta de lo que sucedía, solo seguía tirando de la manga de su traje. Ella señaló hacia el cuarto moviendo la cabeza en la misma dirección.

-Ellos ya terminaron de comer. Preséntame.

Suspiró y vio hacia donde ella, nada sutilmente, señalaba. Sin duda, hablaba de Judo, Perth y Chimon, quienes estaban sentados en una de las mesas cercanas a las puertas abiertas al balcón. Unos cuantos camareros estaban retirando sus platos y rellenando sus copas.

Fluke pinchó el pollo de nuevo y esta vez se lo llevó a la boca.

-Después.

-Ahora.

Fluke masticó.

-Después. Estoy comiendo.

Ella le frunció el ceño y se recargó en la silla, cruzando sus brazos sobre sus pequeños senos cubiertos por su vestido azul brillante. Un rizo, de su cuidadosamente arreglado cabello, caía por un lado de su cara cuando bajó la cabeza.

-¿Por qué no quieres presentarme? Ellos son tus amigos ¿no es así?

Fluke trató de concentrarse en su comida.

-Phueng, por favor. Gracias a esas fotografías y todas esas cosas, esta es la primera oportunidad que tengo de comer en todo el día.

-Pudiste haber comido en el desayuno.

-Pude haberlo hecho, pero no lo hice. Estoy hambriento.

Las aletas de la nariz de ella se movieron y se giró. Porque ella estaba sentada a un lado de la mesa, pudo ver que ella cruzaba la piernas. Pudo ver la punta de su pie moverse en señal de agitación.

Sopesó si valía la pena una pelea por eso, sabiendo que ella guardaría rencor. Suspiró, tomó el último bocado de pollo y se puso de pie.

-Bien.- Se arregló la chaqueta, tomó la copa de champagne en una mano, el brazo de Phueng con la otra y la levantó de su asiento.

No podía esperar a que esa boda terminara. Phueng, quien no quería venir, había estado de mal humor. Él no podía decir si era por la boda en sí misma o era porque ella se acababa de enterar que Orot Sawan estarían ahí. Explicarle que Ireshi se lo había dicho la noche anterior no había mejorado su humor. Afortunadamente para él, no tuvo que estar mucho tiempo con ella. Como hermano de la novia, tenía deberes que atender antes y después de la ceremonia. Al parecer, sus interminablemente locos deberes la habían puesto de peor humor.

Miró sobre la cabeza de ella hacia donde Ireshi y Kalan estaban sentados. Su hermana y su novio se estaban divirtiendo. Al menos parecían estarlo, a juzgar por sus sonrisas y sus caras tontas. ¿Podría él estar de esa manera con Phueng? Probablemente, no. No estaba consciente de que él hubiera mirado a Phueng de esa manera y estuvo seguro en este momento que nunca la vería así. Suspirando se alejó, tomando un trago de su champagne mientras él y Phueng atravesaban la concurrencia.

Judo levantó la vista y los vio acercarse. Dios, ¡él estaba impactante! Su traje azul marino le ajustaba perfectamente a su largo cuerpo. La chaqueta estaba doblada en la silla y él mostraba su camisa blanca que se ajustaba en esos anchos hombros. Judo se recargó en su silla al lado de Chimon y agitó su copa de vino. Sus ojos recorrieron brevemente a Phueng mientras Fluke se acercaba a la mesa.

-Hey, Fluke. ¿Dónde te habías metido?

Fluke sacudió la cabeza, asombrado por la ola de calor que sofocó su pecho con el solo sonido de la voz de Judo.

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