27 | Huracán

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Cada día era más difícil esconderme del mundo, se entendía que todos querían que los escuchará, pero ¿Qué acaso no entendían que lo que quería era espacio? Todos los días era un nuevo intento fallido de los siete chicos por los cuales daría mi vida y cada día era un rechazo diferente que daba o daban los otros tres chicos que cuidaban mis espaldas.

Comenzaba a ser cansado.

Quería que por lo menos una vez pudieran entenderme, que se esforzarán en dejarme tranquilo y no seguir insistiendo, era como si cada día me aburría más de ellos y eso me llevaba a uno de mis más grandes temores. Aburrirme de mis amigos.

Aunque en cierta parte era confuso, un día me trataban como si les importará mis sentimientos y al siguiente se ponen todos de acuerdo a seguir un juego tonto del cuál no entiendo y no quiero entender.

Camino despacio por los pasillos desolados de la Universidad en pleno domingo y con ganas de regresar a dormir por que es lo único que puedo hacer últimamente, han pasado ya tres semanas desde el "incidente" y lo único que me mantiene en paz es estar haciendo tareas del club, dormir y estar con mis gatos.

Mi ánimo no ha mejorado en los días y cada vez me siento más cansado, es como si estuviese viviendo los últimos días de vida que pueden quedarme.

En mis manos llevo los archivos de los nuevos integrantes del club y algunos cambios en distintos grupos, la Universidad esta en silencio y sigo cambinando deseando que todos los días fueran como este, sin embargo de un momento a otro lo único de lo que soy consiente es que me estoy desmayando y mi cuerpo no responde.

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Un fuerte olor a alcohol me despierta desorientado y con un leve zumbido en los oídos, intento tomar mi cabeza con mis manos cuando me doy cuenta que estoy atado y forcejeo un poco hasta que una voz extrañamente conocida me habla.

—No sigas Min, te vas a lastimar.

Automáticamente mi ceño se frunce y volteo a su dirección.

—¿Y no era más fácil no atarme? -respondo enojado.

—Teníamos que hacerlo, sino no nos escucharías. —habla Han.

—Claro que no los escucharía, por que no quiero hacerlo. —respondo brusco.

—Pero es hora Minho, llevamos tres semanas persiguiendote y nos cansamos. —Dice Chan.

—¡Enhorabuena!¿ Y no tomaron eso como señal? Si no quiero hablar es precisamente por que quiero espacio, distancia. —reclamo —o ¿acaso no conocen el significado de esas palabras?

—¡Deja de ser tan grosero por Dios! — advierte Jeongin.

—Y por qué no mejor ¡Me dejan en paz, por Dios! —imitó.

—Minho en serio te estas pasando. —Dice Moon.

—Ohh, ¿en serio me estoy pasando? No me digas. —dije con enojo obvio.

Los chicos solo se vieron unos a otros con desesperación, In se veía afectado, pero Chan y Han realmente me veían como si no me conocieran.

—¿Puedes por favor solo escucharnos? —Esta vez fue Felix el que hablo.

—¿Y que me van a decir, lo que vengo escuchando desde hace tres semanas? —ruedo los ojos. -—"Minho, no fue nuestra intención", "queríamos lo mejor para tí", "estábamos buscando la forma de decírtelo", "yo quería decirte pero no quería lastimarte", "tus sentimientos son lo más importante para mí", "daría el mundo por que me escucharas". Todas sus estúpidas excusas baratas solo para quitarse un poco de culpa. —suspiro.

Si Supieras | Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora