Capitulo 65

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Siento una caricia en mejilla y abro mis ojos encontrándome con dos ojos azules.

Cesar...

Siento mis ojos cristalizados.

Me siento en la cama y Cesar me abraza haciéndome sentir aún más triste.

No quise verlo estos días ni a Isaac... ellos no tuvieron la culpa.

Comienzo a sollozar sintiendo como César me aprieta aún más.

Se sienta a mi lado y nos acostamos en la cama.

Me coloco en su pecho y sigo llorando en silencio.

—Lo siento tanto nena...

Su voz suena quebrada, pero aún así sigue acariciando mi mejilla.

Siento mi corazón doler y latir más lento.

¿Aún tengo corazón?

—Mataron a mi frijolito César... no quiero vivir más.

Sollozo dándome cuenta de mis palabras, no puedo seguir.

¿Cómo se sigue después de esto?

—Entiendo tu punto nena, yo amaba a frijolito como si fuese mío.

Asiento con mi cabeza ante sus palabras.

Conforme pasa el tiempo mis ojos dejan de soltar lágrimas y simplemente miro un punto en la pared mientras César acaricia mi mejilla.

—Isaac está con tu hermano, desde que pasó eso el quiere verte, te extraña.

Siento mi pecho apretarse.

Los alejé cuando ellos no tuvieron la culpa, alejé a Isaac que es un bebé en busca del calor maternal.

Me siento en la cama y miro a César a los ojos.

—Tráelo por favor.

César sonríe un poco y asiente con la cabeza.

Se levanta y sale de la habitación, después de unos minutos vuelve.

Veo entrar a Isaac y cuando me ve corre hacia mí abrazándome.

Lo aprieto contra mi pecho sintiendo su cuerpo sacudirse en llanto.

—Pensé que ibas a morir.

Su voz tierna siendo ahogada por el llanto, me destroza el corazón.

Él es tan pequeño que jamás debió haber visto lo que vio...

Suspiro y acaricio su espalda sintiéndome reconfortada.

—No podía dejarte peque, te amo hijo.

Siento un poco de paz al liberar mi verdadero sentir por Isaac, no quería apresurar las cosas, pero tengo ese vago recuerdo de escuchar su voz gritarme mamá cuando estaba perdiendo la conciencia.

Isaac se separa de mí y me mira con sus hermosos ojos.

Una sonrisa grande nace en su cara.

—Yo también te amo mamá.

Siento un calor instalarse en mi pecho reviviendo poco a poco algo que dejó de latir.

Lo vuelvo a abrazar y suspiro sintiéndome mejor.

Debo vivir por mi, por Isaac, por César y por toda mi familia.

Sentimos unos brazos rodearnos y alzo mi mirada viendo la de César.

Observó que esta cristalizada y sonrío.

Le doy un beso en sus labios y abrazamos con más amor a Isaac.

POR TI (2/2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora