Capitulo 66

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Miro por la ventana del Uber el amanecer de la isla.

Extrañaba estar aquí, tenía bastante sin venir...

El Uber se estaciona enfrente de la casa de Sebastián.

—Gracias.

Nos bajamos del Uber y Santiago baja nuestras maletas.

Por lo menos mi español sigue intacto...

—Ya no hablaré Inglés.

Le aviso a Santiago y él asiente con la cabeza, caminamos hacia la puerta y tocó el timbre.

Rápidamente la puerta se abre y es un Sebastián sonriendo al vernos.

Abre la puerta y rápidamente me abraza.

—Me alegro tanto de verte infantil.

Se separa de mí sonriendo y le sonrío un poco.

—Igualmente Sebastián.

El voltea a ver a Santiago asintiendo con la cabeza.

—Pasen, están en su casa.

Se hace a un lado y entramos, observo todo captando lo ordenado y limpio que es.

Me siento en el sillón sintiendo una pequeña punzada y suspiro.

—¿Estás bien?

Volteo para ver a Santiago que se está sentando a mi lado y asiento con la cabeza.

—Solo sigo un poco sensible, pero estoy bien.

El asiente poco convencido y volteo hacia Sebastián que se siente enfrente de nosotros con unas carpetas.

Pone las carpetas frente a nosotros y las abre.

Deja ver un Joven rubio con su ojo derecho azul y el otro ojo es mitad azul mitad café.

Observó su perfil ya que es una foto tomada de lejos.

—Eric Lizboa, 23 años, Mitad Canadiense mitad mexicano, tiene varios tratos en diferentes partes del mundo sobre todo con los chinos.

Miro a Sebastián y sonríe un poco.

—Es una buena oportunidad de aliado, a él le gusta ir a las carreras de motos los sábados a la 1:00am en punto, no participa solo las observa, le gusta dar fiestas después de las carreras y bueno, le gusta ir al gym todos los días a las 9am, en esta carpeta están todos los datos de él.

Asiento con la cabeza, ahora toca hacer el plan, quiero su ayuda, pero no ayudará a una desconocida.

(...)

Santiago entra a mi habitación con una caja de pizza y se sienta enfrente de mi.

—No tenía ganas de cocinar o algo así, sé que te gusta la pizza.

Asiento con la cabeza y me siento lentamente.

Tomo una rebanada y le doy una mordida, jamás nada se podrá comparar al sabor mexicano, tiene algo especial siempre aunque sea solo pizza.

—¿Ya pensaste algún plan?

Ante la pregunta de Santiago alzó la mirada y asiento con la cabeza.

POR TI (2/2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora