CAPÍTULO 13: Zi, efectivamente, soy la manager que babea por sus modelos

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MARATÓN 3/7

Cinco años después...

- ¡Leo! A la derecha. – Le grito cuando se le aproxima un jabalí por ese lado.

Leo en su forma bestia salta dando una voltereta en el aire para caer encima de la espalda del jabalí y morderle el cuello, mientras lo tiene inmovilizado lanzo un par de flecha hacia los ojos del jabalí y así cae muerto. Leo después de asegurarse de su estado lo suelta y se des transforma.

- Hoy sí ha sido una buena cacería. – Comenta orgulloso y gira para verme que estoy subida a una rama de un árbol con mi arco y mis flechas, los cuales los tengo cruzando mi pecho. El cordel que pasa entre mis pechos, hace ver a estos más grandes de lo que realmente son, pero a mi cuerpo proporcionado están bien. Estoy orgullosa de mi apariencia cómo ha evolucionado ahora con 15 años, a punto de hacer los 16 años.

- Sí, necesitaremos ayuda para llevar a todas las presas. – Le digo, mientras bajo lentamente del árbol, pues hemos acabado con una familia entera de jabalís.

- Iré avisar. – Dice Leo, después de quedarse viéndome durante un rato.

- Está bien, iré al río a lavarme de la mugre. – Le digo para tomar dirección al río.

- Ten cuidado, a cualquier cosa huye. – Dice Leo, tomando a dos jabalís y cargarlos en su espalda.

- Lo sé. – Le digo rodando mis ojos.

Me acerco al río y aún vestida con las pieles de animal me meto en este y disfruto del agua. Voy a buscar las plantas que Harry me enseño que sirven para lavar la melena. ¡Des de luego que te deja el pelo brillante! Lástima que las hembras no tienen la costumbre de hacerlo, sino se verían más hermosas de lo que aparentan. Mientras estoy preparando la mezcla de plantas para posteriormente ponerlo en mi cabello, siento un sonido cerca de mi posición. Rápidamente agudizo mis sentidos, dejo el mejunje de plantas a un lado y salgo del agua. Me pongo en guardia con el arco preparado para disparar en cualquier momento. Vuelvo a sentir el mismo sonido de deslizamiento. Al poco aparece ante mí una gran serpiente negra y amarilla con cuatro diamantes en su cabeza. ¡¿De dónde ha salido esta serpiente?! Me mira intensamente como si me estuviera inspeccionando. Antes de saber si se acerca por buenas o malas intenciones, le ataco con una de mis flechas, pero este la esquiva con facilidad. Suelta un sonido de "Zzzz", como si estuviera molesto por haberle atacado.

- ¿Qué quieres? – Le pregunto.

Sería ideal subirme a un sitio más alto, pero no puedo en mi forma humana hacerlo con facilidad. Siento como la serpiente se desliza y cuando menos me lo espero estoy rodeada por su enorme cola. Sorprendida porque ni me he enterado, vuelvo a ponerme en guardia y apunto con el arco hacia su cabeza.

- Si piensas devorarme, no te lo dejaré tan fácil. – Le digo.

A los poco segundos siento como la parte de su cabeza se mueve, una neblina blanca la envuelve y la sustituye un cuerpo de lo más intimidante, sobre todo por sus ojos y la mirada que transmite. Quedo impactada y extrañamente no siento que me vaya hacer daño. Me lo quedo observando, analizando y admirando su belleza y el aura de poder que suelta, el cual lejos de intimidarme u ocasionarme miedo, que es para lo que suele servir, en este caso, mis sentidos sienten como una conexión, como si mi cuerpo me prepararse para aparearme ahora mismo con él.

No puedo decir si es alto o no, pues está en una forma como semitransformado, es decir, tiene la parte superior hasta su zona en V como si fuera humana y la parte inferior es su larga, larga, cola de serpiente, la cual ahora me mantiene en vuelta y no puedo ver correctamente lo que hay por encima de ella, pues medirá cerca de dos metros a lo alto. Su cola es negra con ligeras líneas o manchas en amarillo, es preciosa y le da un toque de misterio.

Soy una gata en un mundo bestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora