Soy una gata en un mundo bestial

CAPÍTULO 8: El amor de un padre es sobreprotector

- ¡Harry! – Llama Leo al brujo tan pronto entro por la cueva.

Vemos como el brujo está atendiendo a dos hombres bestia heridos, vendando sus heridas con una pasta viscosa y envuelto por unas hojas anchas.

- Un momento. – Contesta Harry.

- Brujo, es Elsa la que esta herida. – Rugue Leo molesto porque Harry no viene corriendo a atenderme. No me importa se nota que las heridas de esos hombres bestia son más grabes que el hematoma que tendré seguramente yo.

- Perdona, no sabía que debía atender una hembra. – Dice Harry nervioso y dejando lo que estaba haciendo a medias.

- "¡No! Acaba de atender a los hombres bestia heridos". – Le digo negando con mi cabeza.

Tanto Leo como Harry y los otros dos hombres bestias se me quedan mirando como intentando averiguar qué significan mis maullidos. Molesta por qué no me entienden, salto adolorida de los brazos de Leo al suelo y me dirijo a los dos hombres heridos. Señalo a Harry y a la herida de los hombres.

- ¿Quieres que primero acabe de atender a ellos? – Me pregunta este sorprendido y yo le asiento con la cabeza.

- ¡Oh! – Exclaman sorprendidos los dos hombres bestias. – No, eres una hembra. Nosotros estamos bien. – Rechaza uno de los machos. Yo vuelvo a insistir señalando hasta que al final solo me agradecen y dicen que luego me traerán carne como recompensa, quería rechazar, pero viendo la dificultad que tengo para comunicarme mejor desisto y solo les asiento.

- "Lo importante es recuperarse". – Les digo, pero vuelven a mirarme sin entenderme, aun así, me regalan una sonrisa agradecida. Me coloco al lado de Harry, viendo como acaba de atender a los hombres.

- Debéis tomar descanso y tomar estas bayas dos veces al día. – Les dice Harry una vez que acaba de envolver sus heridas.

- "¿Qué es? ¿Para qué sirve?" – Le pregunto a Harry, señalando una de mis patas hacia las bayas.

- Esta baya pequeña y de color roja con un punto negro en su parte inferior, sirve para que bichos invisibles no se puedan reproducir ni multiplicar, defiende a la persona de una posible peor herida. – Me explica, mostrándome la baya y las características. Entonces, esa baya sirve como antibiótico o antivírico. - ¿Era eso lo que me preguntabas? – Me pregunta confundido por mi curiosidad y yo asiento y vuelvo a señalar la otra baya. – Esta más grande de color naranja y como si tuviera poros en toda esta, sirve para dar energía al metabolismo y a su vez alivia el dolor. – Me informa sobre la otra baya ofrecida a los hombres bestia. Esta tiene un aspecto similar a la naranja, pero más grande que está y por lo descrito es una baya vitamínica y analgésica. ¡Interesante!

Los machos interrumpen mis pensamientos y estos vuelven agradecer tanto a Harry como a mí.

- Luego traeremos la carne por el pago. – Dicen los machos para luego irse.

- "Quiero aprender". – Le maúllo a Harry.

- Sí, ahora te toca a ti. – Me contesta este. Yo bufo porque no me ha entendido.

Luego hablaré con papa Aslan para preguntarle si puedo pasar tiempo con Harry y así aprender de él. Leo se queda viendo toda nuestra interacción, pues, mientras Harry me trataba yo le preguntaba sobre para que servía cada planta que añadía para crear un mejengue que luego me coloco en mi zona adolorida. Obviamente Harry no entendía lo que le estaba preguntando, pero le iba señalando con mi pata todos los ingredientes, entonces poco a poco iba explicando todo lo que hacía y el por qué. A veces me preguntaba si lo había entendido, hacia preguntas de sí o no, ya que yo le podía contestar negando o afirmando con mi cabeza. Parecía contento por explicarme su oficio y yo era feliz de aprender. Al acabar el tratamiento Leo le dijo que luego traería también carne y me volvió a coger en brazos para llevarme otra vez a la casa. Sin embargo, cuando estábamos cerca de llegar mi cuerpo tiembla, pero no es de miedo.