Soy una gata en un mundo bestial

CAPÍTULO 20: Hablando con Leodora

- ¿Por qué pactaron eso? ¿Es mi culpa la separación de la familia? ¿Es mi culpa qué no podáis estar juntos? ¿Es mi culpa que papa Aslan no tenga sus propios cachorros? - Todas esas cuestiones las digo en voz alta, mientras voy retrocediendo impactada con la idea. He arruinado a papa Aslan.

- ¡No! - Me grita Leodora para luego sentir sus brazos cálidos acogerme y aproximarme a su pecho.

- Es mi culpa. - Le susurro una y otra vez llorando por la noticia impactante.

- No es tu culpa. - Asegura Leodora, mientras me acaricia la espalda suavemente, consolándome.

- Pero... - Le digo, cuando un hipo me viene de repente y Leodora muestra otra ligera sonrisa en su rostro. Es hermosa, pienso al verla. ¿Por qué no podríamos haber crecido todos juntos en la familia? Me pregunto.

- Aslan y yo tuvimos problemas en el pasado. - Me empieza a explicar Leodora. - Él aún se culpa a sí mismo, mientras que yo hace mucho tiempo que lo he perdonado. - Me confiesa y yo giro mi cabeza para mirarla sorprendida. Ella me da una sonrisa tierna. - No fue fácil. - Confiesa y vuelve a poner su rostro serio, como si estuviera recordando. - Al mirarlo venia los momentos de nuestra primera noche juntos y me daba miedo estar cerca suyo, mi cuerpo reaccionaba inconscientemente, aunque mis pensamientos sabían que no había sido culpa suya, sino de su madre. - Hace una pausa para luego seguir explicando. - Me uní a mis otros machos y poco a poco fui comprendiendo y mejorando, pero sin darme cuenta le di la espalda a Aslan. - Confiesa triste. - Cuando quise volver acercarme a él para retomar nuestra relación, quedé embarazada y ya no pude centrarme en nosotros, así que con el tiempo nos pusimos un muro mutuamente.

- ¿Y cuando llegue yo? ¿De qué hablasteis? ¿Qué paso? - Le pregunto curiosa, separándome de ella para estar más atenta a su explicación. Ella suspira.

- Aslan, teóricamente debería ser el macho que tendría más autoridad después de mí en la familia, pero al pasar esto entre nosotros, fue Daniel quien tomo ese papel. - Explica Leodora. - Aslan cuando te trajo fue que lo volví a ver sonreír, volvía a tener un motivo para proteger, para vivir. - Confiesa Leodora. - Antes de que tu llegarás, Aslan básicamente se dedicaba a guiar a los machos en la caza y se dedicaba al pueblo, pero poniendo a la vez un muro entre todos y él. - Continúa explicando. - Al verlo tan feliz, me hizo a mi sonreír. - Y muestra otra sonrisa recordando ese momento. - Es por eso que no tuve ningún problema para aceptarte en la familia. Sin embargo... - Dice suspirando. – A Daniel no le gustó, porque sentía que tú harías que nos volviéramos a unir. Veía como alimentaba poco a poco a sus cachorros con veneno hacia ti. - Confiesa triste. - Lastimosamente, en ese momento no sabía nada. Aunque no te lo creas. - Vuelve a suspirar. - Yo pensaba que eran celos suyos hacía Aslan, como siempre ha tenido. La discusión que se formó fue un plan elaborado. - Ella me mira y yo la miro impactada por la noticia. Leodora aparta la mirada como si estuviera avergonzada por todo lo ocurrido. - Cuando Aslan me ofreció el trato de iros ambos a vivir fuera de la familia, lo acepté por él, pensando que así sería más feliz. - Confiesa triste.

- ¿No podéis arreglar las cosas? - Le pregunto.

- Es complicado. - Dice ella.

- No lo es. - Le digo yo. - Solo lo hacemos complicado.

- Mmmm... tal vez tengas razón. - Menciona Leodora.

- Aunque tendrás que poner autoridad... creo que a Daniel se le ha subido el poder a la cabeza. - Le confieso.

- Sí, tendré que demostrar porque era y soy la mujer más solicitada de la manada. - Dice Leodora con una sonrisa arrogante.

- Yo pensaba que era porque eres la más bonita. - Le confieso avergonzada. Leodora suelta una carcajada y rápidamente uno de sus machos sube corriendo y queda impactado con la escena de Leodora riendo.