CAPÍTULO 5: Conociendo a las hembras...

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Vuelvo abrir mis ojos y friego mis patas sobre estos. Miro a mi alrededor estoy sobre las pieles. ¿Qué hora será? ¿Dónde están todos?

- "Hola". - Maúllo más fuerte para llamar la atención de algún integrante de la familia.

- Oh, Elsa, ya despertaste. – Dice Leodora. – Ven conmigo, voy a presentarte a las otras hembras de la manada. – Observo como detrás suyo aparece una cachorra. Está estaba contenta siguiendo a su madre hasta que su mirada da conmigo.

- "Hola". – Le maullo.

- "Hola". – Me rugue de vuelta.

- "Oh, me puedes entender también". – Le digo contenta por tener alguien más con quien hablar.

- "¿Los otros no te entienden?" – Me pregunta y yo le niego con la cabeza.

- "Solo Aslan". – Le explico.

- "Genial, entonces, seremos inseparables". – Dice.

- "Yo soy Elsa". – Le digo mi nombre.

- "Yo cuatro". – Me responde.

- "¿Por qué cuatro? ¿No tienes nombre propio?" – Le pregunto extrañada.

Mientras hablamos entre nosotras seguimos a Leodora quién se dirige al centro de lo que podríamos llamar la plaza, en esta hay trocos grandes donde sentarse, en los cuales ya hay varias hembras sentadas y varios machos alrededor de estas.

- "Sí, cuando alcance mi adultez, según mama sabré mi nombre dado por el dios bestia". – Me explica.

- "Pero yo no estoy en mi edad adulta." – Le digo.

- "Eso es porqué habrás hecho algún acto por el cual el dios bestia se ha fijado en ti y te ha dado un nombre." – Me sigue explicando.

¿El dios bestia será la voz que escuché después de morir? ¿Cómo estará mi mama y mis amigas? Pensar en ellas me pone muy triste. Siento como un golpe hace que vuelva a la realidad.

- "¿Qué te pasa?" – Me pregunta.

- "Nada, estoy bien, iba pensando." – Le explico.

- "¿Qué pensabas?" – Me pregunta curiosa.

- "Sobre que las mujeres, perdón, las hembras, no cazan". – Le digo.

- "Sí, es algo normal, nosotras nos dedicamos a procrear y el cuidar de las crías." – Me dice.

- "Yo tenía entendido que las leonas eran las que cazaban y lo hacían en grupo." – Le explico.

- "¡¿En serio?!" – Exclama sorprendida y yo le asiento.

- "Cuando sea mayor, cazaré yo misma." – Le digo convencida.

- "Pues seguiré tus pasos, hermana" – Me contesta.

- "¿Hermana?" – Le pregunto desconcertada y feliz por la idea de que me trate como su hermana, ya que siempre he sido hija única.

- "Sí, eres parte de la familia, eso te hace mi hermana." – Contesta tan natural la niña.

- "Gracias, hermana." – Le digo yo y la niña me sonríe feliz.

- Hola, chicas. – Escuchamos como Leodora saluda a las otras miembros de la manada.

Me quedo sorpresiva por la apariencia de estas hembras, están totalmente descuidadas. Las hembras tienen diferentes edades la más joven aparenta de mi antigua edad unos 22 – 25 años, mientras que la más mayor juraría que es la que me mira mal, pero con sus aspectos descuidados aparentan más edad de la que podrían tener. Sin embargo, Leodora está bien cuidada, ¿por qué será?

Soy una gata en un mundo bestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora