CAPÍTULO 10: Viéndome reflejada

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Impactada, intento levantarme. Quiero mirarme y lavarme en el río. Si vienen, me verán desnuda... ¡No quiero que nadie me vea! Eso sería vergonzoso. Me intento poner de pie, otra vez, andar bípeda. Suspiro. Me caigo varias veces, rasurándome un poco las rodillas y las palmas de las manos, pero consigo bajar de encima del jabalí. Resoplo.

Me estabilizo utilizando el cuerpo del jabalí como un soporte y miro las heridas provocadas por mí.

- "Espero que en este lapso de tiempo no venga ninguna bestia atraída por el olor." – Pienso.

Resulta que cuando una hembra le viene la menstruación, ellos le llaman su época de celo, emiten un olor tan embriagante que aturde y seduce a los machos. Por este motivo, la hembra es encerrada en su casa por sus compañeros hasta que pase su período, mientras que a su vez deben ahuyentar a los demás machos que son atraídos por el olor que transmite la hembra. Cabe recalcar que la hembra se vuelve irracional por el deseo de reproducirse, ya que augmenta en creces su libido. Sin embargo, yo no estoy sintiendo eso. ¿Será por qué es mi primera vez?

Me acerco al río y quedo impactada con la imagen que refleja.

- Soy hermosa. – Murmuro, con mi voz un poco ronca, aunque se escucha una voz dulce y melodiosa.

Tengo el cabello abundante, fino, suave y de color blanco brillante, así como era todo mi pelaje en forma de gato. Mis ojos, como en mi forma gatuna, el derecho de un color rojo brillante como un rubí y el izquierdo de un azul más claro que el cielo despejado. Tengo heterocromía, aun en mi forma humana. Mi piel es blanca y suave al tacto. Me sorprendo al ver orejas de gato y no ver orejas humanas. Estas también son de un color blanco, aunque su fondo es de un rosa pálido. Me giro para ver mi reflejo de cuerpo completo. No tengo ni un solo pelo por ninguna otra parte de mi cuerpo. ¿Será por qué aún soy una niña de 11 años? Mi altura rondará el metro cuarenta.

Quedo asombrada cuando observo dos rayas en mi cuello delgado. ¿Es posible ya tener rayas? ¿Será por eso mi gran apetito?

Mis brazos son finos y delgados, la zona de mi pecho tan solo son dos botones, mi cintura es estrecha, mi cadera es un poco más ancha y tengo unas largas piernas gruesas y fuertes.

Me giro para ver mi espalda a través del reflejo y me sorprendo ver una cola que empieza un poco más arriba de mi coxis, peluda como el pelaje en mi forma gatuna y llega hasta por detrás de mis rodillas. Pienso en levantar la cola y esta se mueve, haciendo caso a mi pensamiento. Entonces, pienso que son como la respiración, la cual haces inconscientemente, pero a su vez puedes controlarla conscientemente. Al levantar la cola, observo que tengo unos pequeños y lindos glúteos.

Una vez admirada conmigo misma, me meto dentro del agua. Sienta genial sentir el agua sin que después tenga que pasar la tarde acicalándome. Nado lo que siento que es un ratito, cuando siento un ruido a mi espalda. Mis orejas se mueven para captar el sonido y giro mi cabeza. Siento como mis pupilas se dilatan para captar más campo de visión, tal y como hago en mi forma bestia. Veo algo parecido a una cola escamada de color negra y amarilla. ¡¿Una serpiente?! Decido salir del agua y transformarme en gato. Impacto es el no poder hacerlo, sino sentir como sangre baja por mis muslos internos. Por primera vez des de hacía mucho tiempo estoy asustada. En pánico. No sé defenderme en esta forma. Dispuesta a darme la vuelta y salir corriendo antes de moverme, escucho el rugido de un león.

- ¡Papa! – Le grito fuerte y más segura al saber que está cerca.

Escucho como se aproximan varios machos. Sin embargo, el león que identifico como mi padre Aslan avanza antes que el resto y llega a mi encuentro des transformándose.

- ¡ELSA! – Me abraza.

- Papa me ahogas. – Me quejo por su fuerte abrazo.

- ¡Te has des transformado! – Grita eufórico. - ¡Eres hermosa! Nunca he visto hembra más bonita que tú. – Dice mi padre totalmente impactado y cogiéndome en brazos como hace cuando estoy en mi forma bestial. Me sonrojo por su comentario, siento mis mejillas teñirse de rojo.

Soy una gata en un mundo bestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora