CAPÍTULO 15: La curiosidad...¿mató al gato?

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MARATÓN 5/7

- ¿Qué sabes sobre las bestias salvajes? – Me pregunta él de vuelta antes de seguir con su explicación.

- Pues...Tengo entendido que no tienen un lugar propio, que son solitarias e independientes y sobre todo muy peligrosos. Nadie los quiere cerca y son repudiados por las hembras. – Le explico lo que se rumorea por la manada. – Papa, me ha dicho que, si me encuentro con alguno de ellos, huya. – Le digo.

- No has huido de mí. – Dice Nigel con la voz un poco más ronca a la suya normal.

Levanto la vista para mirarle a los ojos. Es verdad no he huido de él, pienso. Mi instinto tampoco me ha dicho que corriera lejos, sino todo lo contrario, que me acercará e incluso quisiera que me tocará más. Siento como me acaricia el rostro y yo acerco más mi rostro buscando y añorando su toque. Cierro los ojos disfrutando, incluso ronroneo cuando me da caricias ligeras por mi rostro que lentamente baja por mi cuello, causándome una corriente que va hacia mis pezones. Siento como baja más sus caricias suave y lentamente, pero se detiene a punto de llegar a mi pezón ahora necesitado por su toque y solo lo rodea para volver a subir hacia mi rostro. Al llegar a él, vuelvo abrir mis ojos, siento mis pupilas totalmente dilatadas y efectivamente estoy excitada y ansiosa por su toque.

- Elsa. – Dice mi nombre con su voz más ronca todavía que antes y sus ojos envueltos en deseo.

Entonces no aguanto más, estiro mis brazos y rodeo con estos su cuello, ocasionando una ligera fuerza para atraerlo hacia mí y ansiosa por un contacto más directo, uno sus labios finos con los míos más pequeños y gruesos. Abro mi boca para dejar entrar su lengua y grata sorpresa cuando siento dos lenguas bailando y succionando la mía. Gimo entre el beso, cuando siento como ha tirado de mi pezón duro y necesitado. Mis manos recorren y desordenan su cabello, mientras seguimos un compás con nuestras lenguas. Y como todo lo bueno, al final tiene un fin.

- Voy a cazar. – Dice Nigel de pronto separándonos, dejándome con su cola con cuidado en el suelo para posteriormente salir corriendo hacia el bosque.

¿Qué ha sido eso? Ruborizada pienso en el beso que me he dado con Nigel. ¡Dios ahora quiero más! Mirando a mi alrededor, viendo la cueva de cinco por cinco, me adentro al fondo de ella y sentada me apoyo contra la roca. Necesitada por querer aliviarme bajo mi mano pasando por debajo de mi falta hasta dar con ese botón al inicio de la vulva, llamado clítoris, lo acaricio y siento una corriente por todo mi cuerpo, bajo mi mano más abajo y mis dedos se empapan de mi humedad, seguidamente vuelvo a subir hacia arriba para tocarme deslizando mis dedos sobre el clítoris, mientras con mi otra mano tiro y juego con mi pezón necesitado. Me muerdo el labio inferior para evitar que los gemidos salgan de mi boca empapada en saliva con la necesidad de poner algo en ella, más grande y gruesa.

- ¡AH! – Gimo en alto sin poder evitarlo, cuando alcanzo mi liberación.

Con un ligero cansancio y un gran alivio dejo reposar ambos brazos y me quedo ahí en la esquina de lo más profundo de la cueva reposando y pensando en los últimos acontecimientos pasados con Nigel. ¿Cómo he llegado a esto? Era alguien que no me esperaba, un imprevisto que ahora mismo siento que no puedo dejarlo ir. ¡Que es mío!

Con el agua sobrante de antes aprovecho para limpiarme y minutos más tarde llega Nigel con un avestruz, dos conejos y otra jarra de agua. No digo nada y él tampoco, veo como deja las presas desde mi posición inmóvil y observo como inspira y entonces fija su mirada en mí, una mirada oscura y cargada de deseo. Trago saliva.

- Voy a por leña. – Dice para volver a salir de la cueva. Suspiro y decido dedicarme a preparar la carne para asarla.

Tiempo después vuelve con la leña, prepara la hoguera y juntos cocinamos la carne, en un silencio incomodo por miedo a decir o hacer algo que nos envuelva en deseo y esta vez ninguno de los dos pueda parar. Al acabar de comer, vuelvo a mi rincón profundo de la cueva y me acomodo en mi forma bestia para poder dormir. Siento como la cola de Nigel me rodea tocándome y suspiro, pues quiera o no quería o más bien, necesitaba su toque. Así sintiéndome segura me quedo dormida.

A la mañana siguiente me despierto y no esta Nigel en la cueva. Me altero, pero segundos después lo veo aparecer con algo de fruta y un jabalí.

- Buenos días. – Le digo con una sonrisa.

- Buenos días. – Me contesta. – He ido a por el desayuno.

Ambos nos ponemos a preparar el desayuno.

- ¿Me llevarás otra vez a la manada? – Le pregunto indecisa.

- ¿Quieres volver? – Pregunta él.

- ¿Qué te hace pensar que no quiero ir? – Le pregunto de vuelta.

- ¿Por todas las veces que te has escapado y explorado el territorio de noche? – Me pregunta este sugestivamente. Yo suspiro, con él no puedo esconderle nada, sabe todo lo que he estado haciendo estos últimos años.

- No quiero estancarme en la manada. – Le confieso. – Quiero ir a conocer más como Placentalia, Theria o incluso la Metazona. – Le digo emocionada. – Sin embargo, no quiero dejar solo a Aslan. No creo ni que me deje salir. – Dice con una ligera sonrisa. – Y...

- También quisieras ir con Leo. – Acaba diciendo Nigel por mí y yo solo asiento a lo dicho. - ¿Por qué aún no se han apareado? – Me pregunta.

- Ya te lo he dicho, me ve como una niña pequeña o como su hermana Kiara. – Le digo, algo molesta.

- No. – Me contesta él.

- ¿Qué apuestas? – Le pregunto con una sonrisa socarrona.

- ¿Apuesta? – Me pregunta él confundido.

- Sí, es cuando dos o más personas expone cada uno su creencia sobre un tema y si la creencia de uno de ellos es cierta se obtiene una ganancia por ello. – Le explico. - ¿Me has entendido?

- Sí. – Me contesta este.

- Bien, pues apuesto a que Leo me ve como una niña pequeña y si gano quiero que me lleves a conocer la Metazona. – Le digo con una gran sonrisa emocionada con la idea. Veo como él muestra una ligera sonrisa mientras niega con la cabeza.

- Vale, pues yo apuesto a que quiere aparearse contigo y si gano tendrás que aparearte conmigo. – Dice Nigel mostrando una sonrisa un tanto escalofriante y malvada que lejos de intimidarme me dan ganas de volver a saltar sobre él.

- Trato hecho. – Le digo estirando mi mano y él me mira confundido. – Para sellar la apuesta ambos debemos darnos las manos. – Le explico y lo intentamos hacer, pero al no pillarlo decido sellarlo haciendo un choque de palmas. – Bien ahora está sellado. – Le digo riendo. - ¿Me puedes explicar más sobre la Metazona antes de volver? – Le suplico con la mirada.

- Claro. – Dice con una sonrisa y cogiéndome con su cola vuelve a dejarme sentada sobre otra parte de su cola enrollada y más cerca de su cuerpo semi transformado. Trago saliva al verle. - ¿Qué quieres saber? – Me pregunta.

- Me preguntaste sobre las bestias salvajes. ¿Por qué? – Le pregunto curiosa por saber más.

Hola, mis reinas. ¿Contentas por el Maratón? ;)

¿Qué os parece Nigel? ¿Tenéis ganas que ya consiga su primer compañero? 

Espero hayáis disfrutado la lectura ^-^

Nos vemos mañana :D

Soy una gata en un mundo bestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora