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Distancia


— ¿Puedes quedarte conmigo? — sus ojos parecen de cachorrito y su boca se vuelve un puchero. Estuvimos un buen tiempo hablando mientras nuestras manos se acariciaban. Quería abrazarlo pero una pizca de temor me detuvo y al final me retracte.

¿Hay algo más cobarde que retractarse con esa persona que consideras especial?

— Yo... — ni siquiera sé que decir. Me cuesta dar contacto físico y no sé porque. — Está bien — Ambos ya tenemos la barriga llena así que no me preocupa levantarme después. Él se recorre un poco para dejarme espacio pero con esta cama grande no hace falta que lo haga. Me trepo con cuidado sobre la suave cama acolchonada y nos arropamos con la manta calientita. Dudo sobre rodearlo con el brazo el torso. Él con una sonrisa extiende mi brazo a través de su estómago, sin preocuparse de las heridas, y me acerca más a él. Mi cuerpo entero se tensa pero sé que es él y me da cierto alivio. Pero no puedo evitar esa sensación de rigidez en mi.

— Sé que tienes preguntas — rompe el silencio y es cierto. Hablamos sobre lo que pasó pero no en si de nosotros. Necesito saber que es lo que se viene.

— ¿Tengo que vivir ahora contigo? — pregunto y siento su cuerpo tensarse un poco bajo mi brazo. — No es que... — busco las palabras — Me resulte horrible pero... — me apoyo sobre mi codo derecho y fijo mis ojos sobre los suyos. — Sería un gran cambio para mi — sus iris azules me miran con ternura y tengo que desviar la mirada para que no vea mi sonrojo.

— Podremos ir al ritmo que tú quieras — Toma un mechón de mi cabello castaño y lo pone tras de mi oreja. Su dedo rozando mi piel y anticipando de su calidez. — Soy todo oídos — Entonces no sé cómo lo logra pero señala sus orejas que comienzan a cambiar a las que toma en su forma lobuna pero sólo las orejas lo cual me resulta gracioso. Reímos un poco y nuestra miradas se cruzan y una burbuja nos rodea.

— Siempre quieres que yo decida — acaricio con las yemas de mis dedos el vendaje que rodea su torso desnudo. — También quiero que me digas que quieres y lleguemos a un acuerdo — cuando fijo mis ojos en los suyos él sonríe con orgullo.

— Yo estaría contigo muy cómodo pero tal vez si sería un poco rápido — Asiento estando de acuerdo — Podemos mantener cierta, distancia si quieres, en lo que tomamos confianza — Su mirada vacila en toda mi cara y no me quiero detener a pensar que se detuvo de más en mis labios.

— Estoy de acuerdo con ese plan — sonrío nerviosa ante su atenta mirada.

— Siento interrumpir chicos — Isabella asoma su cabeza con su bebito en brazos — Cuando quieras dormir puedes ir a la tercera puerta de aquel pasillo — hace un ademán y niego con la cabeza.

— Quiere que me quede con él — lo señalo con la cabeza y ella asiente comprendiendo.

— Como gustes, dile adiosito a tío Patrick y tía Megan — hace una voz suave cuando se dirige a su bebé. Toma su mano la agita con un brillo iluminando sus facciones. — Adiós tiosss — chilla fingiendo ser el bebé y se va contenta. Cuando cierra la puerta Patrick busca mi mirada.

Me recuesto mejor sobre la cama y mis oídos solamente captan nuestras respiraciones calmadas y mi constante martilleo en mi pecho.

— Buenas noches, Patrick — sus dedos envían sensaciones eléctricas cuando tienen contacto con mi piel. Escalofríos me recorren cuando da círculos en ella y ahogo un suspiro.

— Buenas noches, Meg. — su suave respiración me relaja y cierro los ojos.

(...)

Respiraciones agitadas.

Pasos apresurados.

La oscuridad envolviendome.

Trato de calmar mi agitada respiración para no ser delatada. Escucho los pesados pasos cerca y...

— Te tengo, bonita — su mano con fríos anillo tapan mi boca y mis gritos quedan ahogados. Su otra mano baja a mi cintura y comienzo a forcejear. Mis mejillas se humedecen al ver cómo me atrae más a su repugnante cuerpo. Las náuseas se asientan en mi estómago. Su mano desciende por mi abdomen.

No...

Despierto con la respiración agitada y con una mano acariciandome el brazo. Retiro inmediatamente su toque de mi piel y compruebo de que esos ojos azules me miran con preocupación y confusión. Ignoro su mirada fija sobre mi y me ocupo de calmar los temblores de mi cuerpo.

— Estoy aquí Megan nada podrá pasarte — trata de rodearme con sus brazos pero me alejo. Su rostro es contraído por dolor y trago saliva al saber que yo le provoco eso. Pasan los minutos y el nudo en la garganta se asienta. La culpabilidad me consume.

— No tiene nada que ver contigo Patrick — rompo el silencio y me cuesta hablar sin romperme. — Es algo que sólo yo debo superar. — Veo de reojo como se acomoda para sentarse con la espalda apoyada en la cabecera. Una muñeca de dolor hace que me voltee a él y nuestras miradas se entrelazan. — ¿No te has preguntado cómo terminé con cazadores? — su ceño se frunce.

— ¿No eres hija de cazadores? — la confusión aborda su lindo rostro y tomo una gran bocanada de aire. Solo lo sabe Peter y Eddie. Nunca a nadie le he contado la historia. Niego con la cabeza y fijo mi mirada en ningún punto específico.

— Yo soy humana y no tenía ni idea de que existían cazadores — sonrío triste — Cuando Peter me encontró estaba muriendome — Trago saliva con dificultad y respiro hondo. Siento la mirada de Patrick sobre mí y veo sus inicios de tocarme pero mantiene distancias. — Mis padres me dejaron en manos de un desalmado — me fijo en mis manos. — Me tuvo con él siete meses. Logré escapar cuando tuve oportunidad.

— ¿Cómo lo lograste? — sonrío con tristeza y veo como se arrepiente internamente — Si quieres decirme.

— Estuve manipulandolo después de ver que rogándole no servía de nada. Por una parte pensé que no volvería a salir viva pero aquí estoy.

— ¿Y porque dices que estabas casi muerta? — toda su atención está en mi cuando me fijo en él.

— Caí cuando huía de él y rodé mucho y al final me golpee la cabeza — trueno mis dedos y trató de no pensar en la sensación del golpe en mi cráneo. — Peter y Jhonny salían a buscar recursos para los cazadores y... Me rescataron. Desperté semanas después con magia y me explicaron todo y me dieron alternativas pero...— sus ojos azules me miran con admiración y sonrío internamente — decidí quedarme en forma de agradecimiento. Ser uno de ellos.— Él se acerca a mí, quiere abrazarme y me acerco a él y lo rodeo. El contacto de su cuerpo con el mio es extraño pero no siento temor. Solo estamos un instante así y después me separo al empezar a sentir mi corazón acelerarse y mi respiración acelerada.

— ¿Estás segura de quedarte conmigo? — veo a nuestro alrededor. A pesar de que la habitación luce deprimente u obscura siento la calidez en ella. Tiene estilo al igual que toda la casa.

— Sí, quiero quedarme — sonrío un poco y él sonríe mostrando sus hoyuelos adorables. Mi pecho se infla con una ternura que no conocía y mis manos cosquillean con algo que desconozco. Quiero tocarle esos hoyuelos. Mis mejillas se calientan y desvío la mirada a lo que él suelta una pequeña risa.

— Ven vamos a dormir — y aún con el rostro ardiendo, me acuesto a su lado muy cerquita de él pero sin tocarlo.

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