19
Miradas que perforan
Patrick EvansSus gritos mientras dormía sin duda me asustaron y me sentía de la mierda al no poder hacer nada para evitar su dolor.
Sin duda lo que estaba detrás de sus pesadillas no lo esperaba y que esté aquí conmigo... Me hace sentir muy orgulloso de tenerla como mi alma gemela.
Ella yace dormida plácidamente en mi pecho. Inconscientemente buscó mi cuerpo a su lado y aquí estoy con su cabeza sobre mi pecho. Sus respiraciones calmadas me dan mucho alivio y gusto de que no tenga pesadillas a mi lado.- ¿Cómo estás? - mi hermano aparece cuando le digo telepáticamente que estoy despierto. Ahora mismo nos estamos comunicando por la mente. Para no despertar a mi mate.
- Estoy sanando rápido - su cabeza se mueve en aprobación.
- Isabella usó sus poderes para sanar las heridas y ahora está agotada - su mirada va por un momento a la puerta. Después sus ojos grises sobre mí. - Cuando se sienta mejor terminará de curarte
- Puedo hacerlo solo - no quiero agotarla de más.
- Dice que necesita más aventuras en su vida - suspira sentándose en la orilla de la cama, cerca de mis piernas. - Me da mucho alivio que despertaras antes de lo previsto.
- La presencia de Megan me motivó a estar despierto - sonríe negando con la cabeza y noto como algo en su rostro cambia. Parece cansado - Jayden despertó - se pone de pie rápidamente - Tengo que irme. Nos vemos después - me da un breve asentimiento de cabeza y se va cerrando la puerta suavemente.
- ¿Quién era? - la voz ronca de Megan me hace girarme hacia ella. Está con los ojos entre cerrados y la cara de sueño. - ¿Es muy tarde? - Abre mucho los ojos, asustada.
- Son las siete de la mañana - informo y veo cierto alivio en su lindo rostro. Sus ojos castaños divisan el lugar con curiosidad y después se unen con los míos.
- ¿Puedo darme una ducha? - pregunta poniéndose de pie. Mi cuerpo recibe lo frío de su ausencia.
- Todas las que quieras - Ella sonríe y sus mejillas se tiñen de un tono rosado. La sigo con la mirada hasta la puerta de baño donde me da una última mirada.
Sea cual sea la magnitud de sus temores sé que quiero estar con ella. Pase lo que pase. Iré a su paso y respetaré sus límites. Lo último que quiero es hacer que se vaya sabiendo lo mucho que me costó encontrarla. Ahora no quiero dejarla ir pero tampoco quiero retenerla. Es libre hacer lo que quiera.
- ¿Cómo te sientes, corazón? - la mirada llena de cariño por parte de mi madre me hace sentir mejor.
- Isabella hizo un buen trabajo - afirmo y sonríe.
- Ella es una gran mujer - mi madre se sienta cerca de mis caderas y me siento con cuidado con la espalda recargada en el cabecero. Ella adora a Isabella. Tan sólo espero que también quiera a Megan. - Estoy intensamente agradecida con su ayuda hacia mi familia - Da un suspiro dramático y sonríe - Le a sentado cabeza a mi hijo más rebelde - comienza a enumerar con los dedos - A ayudado en la manada, me a dado un hermoso nieto y...
- Hola buenos días señora - Megan aparece con el cabello húmedo por la ducha. Su corazón está acelerado y veo sus constantes movimientos de dedos. Está nerviosa. Trata de arreglarse el cabello y el rostro de mi madre que yacía cálido se vuelve frío. Sus facciones se oscurecen. Como si la presencia de Megan no fuera bienvenida en su presencia. Frunzo el ceño.
- Buenos días - responde seca y Megan traga saliva. Le da un lento repaso a mi mate y veo la desaprobación en su mirada - Nos vemos luego hijo - me dedica una sonrisa radiante y cuando se gira a Megan no sé qué cara le pone pero es lo suficientemente mala para que Megan baje la mirada. Mi madre camina elegante hacia la puerta y se despide de mi con un beso desde su distancia. Cierra la puerta tras ella y Megan suelta una gran exhalación.
- Creo que no le agrado mucho - admite y busca con la mirada algo y después lo encuentra mostrando una mochila. Saca de ella un cepillo para cabello y lo pasa en su cabello castaño que cae en hondas sobre sus pechos.
- ¿Porque dices eso? - trato de no pensar en lo anterior y ella suspira.
- ¿No viste como me vió? - pregunta incrédula y sonrío divertido. - ¿Qué tiene de gracioso?
- ¿Porqué quieres agradarle a mi mamá si el que va a estar contigo soy yo? - señalo lo obvio y enrojece hasta las orejas. Baja la mirada apenada.
- Es que yo... - la atraigo hacia mi y no pone resistencia. Me siento bendecido al ver que se deja estar en mis brazos un poco.
- Si no le agradas está bien - le doy un beso a su hombro cuando se sienta junto a mis caderas - Yo de todos modos estaré contigo - ella sonríe.
- Pienso que cree que en cualquier momento voy a matarte - cuando sus ojos observan los míos veo determinación en ellos.
- Pero no lo harás - termino por ella y niega - Es cuestión de que te conozca - le acaricio la mejilla y cierra los ojos ante mi tacto. Mi ego se infla. - Si no... No te sientas mal - veo alivio en su rostro y su cuerpo ahora parece más relajado.
- Iré abajo a ver en qué puedo ayudar - sonríe a boca cerrada y me da un rápido beso en la mejilla y ni siquiera me da tiempo de reaccionar para cuando se va casi corriendo con las mejillas rojas.
Es inevitable para mi no sonreír.
Megan
Salgo de la habitación con la cara ardiendo y el pulso acelerado. Camino sintiéndome como intrusa ante esta casa lujosa. Pero aunque sea lujosa la idea de una familia unida entre estos paredes suena raro. Atravieso el pasillo y me es imposible no sonreír ante el dibujo de un niño pequeño enmarcado en la pared. Me resulta muy tierno. Bajo las escaleras escuchando levemente los murmullos cerca.
- No seas paranoica mamá - pronuncia una voz conocida. La voz del hermano de Patrick. - Si quisiera hacer eso ya lo hubiera hecho - un suspiro acompaña el final de esa oración y es cuando mi presencia es notada. La mirada grisácea de Jake me perfora y trago saliva. Respiro profundo cuando sus ojos se despegan de mi. Sus facciones siguen siendo duras y eso me intimida. Y ni hablar de su altura y complexión física. Apuesto que podría matarme en segundos si se lo propone.
- Buenos días - trato de sonreír pero me sale una mueca. Estúpida. Los ojos grises de la mujer de mediana edad caen sobre mi. Su cabello rubio está en un despreocupado moño y su vestimenta es unos jeans ajustados a su curvilíneo cuerpo. Vaya. Un niño posa a su lado con una manzana. Apuesto que tiene aproximadamente diez años. Los ojos y pelo rubio del niño y sus rasgos similares da a entender que es su hijo también.
- Megan - la voz ronca de Jake me sobresalta. Estaba concentrada viendo el parecido de la madre e hijo Evans. - Él es Vinnie. Nuestro hermano menor - lo señala con una mano y él niño sigue observandome con curiosidad atención. - Vinnie - el niño lo observa - Ella es Megan tu...
- Mi cuñada - termina por él y lanza la manzana hacia atrás donde está un cesto de basura. Para mi sorpresa logra encestar y sonríe ante mi asombro - Lo sé. Vinnie - tiende su mano y estoy a punto de tomarla cuando escucho un carraspeo. - ¿Algún problema, madre? - pregunta girando la cabeza hacia la mujer que está a su lado. Todos la observamos y algo le dice Jake con la mirada que hace que niegue con la cabeza.
- No nada - nos da una sonrisa fingida - La garganta me pica un poco - lleva su mano ahí y fijo mi atención en el pequeño rubio.
- Mucho gusto Megan - y besa el dorso de mi mano.
- Woa - río nerviosa y él sonríe mostrando una sonrisa perfecta. - El gusto también es mío, Vinnie - sonrío y él lo hace también.
- Vámonos Vinnie - ordena su madre y gira los ojos cuando ella comienza a caminar y la sigue. Sus cabello rizado rubio es lo último que veo cuando dobla la esquina.
- Hablaré seriamente contigo - Jake se cruza de brazos y me encojo al notar su rostro oscurecido y serio
- ¿Sobre qué? - me atrevo a preguntar y sus ojos parecen evaluarme en silencio.
- De Patrick

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BUSCÁNDOTE
Hombres LoboLibro II de la trilogía Evans Al ver que todos estaban formando sus vidas él siente la necesidad de hacer la suya. Su objetivo es encontrar a su alma gemela y crear una vida junto a ella. Pero la vida no es fácil y a cada paso que daba le ponía un...