Capítulo 11

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"Es triste. Es extraño. Es doblemente triste porque no habrá una celebración matrimonial este año. ¿Es egoísta de mi parte lamentar la fecha al mismo tiempo que la nueva pérdida de la familia Drummond? Probablemente lo es... pero, he esperado tanto por este momento. Parece injusto. Injusto... y sumamente triste." (extracto de la carta de Soleil Saint-Clair a Jules, tras arribar a Savoir y enterarse del luto de la familia por la muerte de la esposa de Robin Drummond).


Robin detuvo la pluma y sus palabras para mirar a Soleil, quien se había acercado bastante a su hombro en el transcurso de la explicación, para observar de cerca las anotaciones que hacía. Sus ojos se encontraron por unos segundos y luego los dos desviaron la mirada.

–Y así es como funciona –terminó Robin tras carraspear–. ¿Estuvo clara la explicación?

–Sí, gracias milord –respondió Soleil y le brindó una sonrisa, que él no perdió oportunidad de mirar de reojo–. ¿Le gustaría acompañarnos a cenar o prefiere que le suban algo a sus habitaciones?

–Será un honor compartir la cena con mis anfitriones –afirmó Robin. Soleil asintió–. ¿Puedo? –dijo, incorporándose y ofreciéndole el brazo. Soleil lo tomó y se dirigieron hacia el salón, donde estaban por servir la cena de aquella noche.


***


Al terminar el día, Soleil no había estado segura de que podría mantener la tranquilidad por un minuto más, por lo que buscó la primera excusa que pudo para retirarse. Era increíble que hubiera olvidado, durante horas, que seguía casada con Robin Drummond.

Se acostó y cerró los ojos con fuerza. Pensó que le costaría quedarse dormida, pero no fue así. Solo que, en lugar de sueños, lo que se presentó aquella noche en su lecho fueron más recuerdos que nada.


Soleil había llegado a un castillo desconocido, acompañada de su hermano mayor y una pequeña comitiva. Miró a su alrededor y no estuvo segura de que estuviera lista para conocerlos. Era una niña, de apenas doce años, pero ya sabía cuál era su deber. Se lo habían informado desde que tenía uso de razón, ella estaba destinada a casarse con el heredero y futuro regente de Savoir, Heath Drummond.

Cuando lo vio, dioses, lucía tan intimidante. Tan... adulto. No, no creía que fuera él con quien tenía que casarse.

Pero eso sólo duró hasta que, en la tarde junto al lago, se habían puesto a jugar todos en el agua. Desde el mayor de los Drummond hasta el más pequeño, todos se divertían y reían, sin darle mayor importancia a la edad o a la presencia de desconocidos, como hasta ese entonces lo habían sido Soleil y sus primos, los hermanos Garrett y Jordane Saint-Clair.

Tanto ella como Garrett habían llegado para cumplir un compromiso matrimonial, que acercaría a las familias Saint-Clair y Drummond, una doble unión por el futuro de la permanente alianza entre las tierras de Savoir y Artem.

¡Milord! –exclamó Soleil segundos antes de verse arrojada al lago... riendo intensamente al emerger, con ojos fijos en su objetivo, dispuesta a vengar la afrenta.

Y notando que era tarde, pues Garrett, silenciosamente, se había puesto junto al joven que la había arrojado, alcanzándolo y haciendo lo mismo, echando de cabeza al lago sin miramientos al joven Weston Drummond.

Así había iniciado una gran amistad entre ese par. Y Garrett había parecido un poco más feliz con la perspectiva de unirse a aquella familia. Soleil todavía no estaba segura de estar feliz, pero sí que estaba más tranquila con lo que había visto.

Dos historias (Drummond #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora