Capítulo 13

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"No es justo que se dé menos valor al arte que al conocimiento, ¿no te parece, hermano? Desde luego, no había notado cuan irrelevante éramos hasta que aquellas odiosas mujeres de la corte lo apuntaron. ¿Es verdad que somos las únicas tierras sin protección propia? ¡Había pensado que sólo el rey tenía un ejército y que distribuía a sus guerreros en las diferentes tierras! Pero, ahora noto mi ingenuidad y recuerdo la nula protección de nuestro Castillo; sin duda, quien tiene el poder no lo dividiría voluntariamente y Artem carece de cualquier interés a proteger... o tiene más de lo que dimensionamos y no conviene hacerlo." (extracto de la carta de Soleil Saint-Clair a su hermano Jules, tras su primera visita a la Corte como la prometida oficial del heredero de los Drummond).


El instituto de música estaba relativamente silencioso, pues las cátedras se habían vuelto irregulares desde el inicio de la guerra. Soleil recorrió los pasillos con orgullo, como de costumbre, sintiendo que ese era un lugar casi sagrado, mágico. También, no pudo evitar sonreír ante las constantes preguntas de Jake, por lo que se esforzó en prestar atención y responder lo mejor posible.

Era toda una experiencia nueva el encontrarse recorriendo esos pasillos sin la gravedad que solía acompañarla. Junto a Jake, la seriedad no parecía tener cabida, lo que era sorprendente considerando el padre que tenía.

Por alguna razón, Soleil había pensado que Jake sería... bueno, no como era. Quizá no serio o silencioso, pues era un niño, pero sí más...

–¡Lady Soleil! –llamó Jake impaciente. Soleil pestañeó varias veces y sintió el tirón en su mano–. ¿Sucede algo?

–Jake, no, lo siento, me distraje... ¿me decías algo? –inquirió Soleil.

–¿Qué es eso? –Jake señaló hacia un rincón. Soleil sonrió, mirando con cariño al instrumento al que apuntaba–. ¿Puedo tocarlo?

–Desde luego. Acerquémonos –Soleil sintió que el pequeño la llevaba, lleno de energía. No pudo evitar reír–. Jake, el rebec no se irá a ningún lugar.

–¿Qué es un rebec? ¿Esto? –Jake alargó la mano que había liberado del agarre de su padre apenas habían entrado al instituto

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–¿Qué es un rebec? ¿Esto? –Jake alargó la mano que había liberado del agarre de su padre apenas habían entrado al instituto. Tocó levemente las cuerdas y sonrió–. ¿Cómo suena?

–Te mostraré –Soleil tomó el arco y frotó las cuerdas del rebec, que había apoyado en su hombro–. ¿Qué te parece?

–Suena bien, supongo –Jake se encogió de hombros. Soleil sonrió.

–Quizá no sea la mejor y esté fuera de práctica. ¿Hay algo más que...?

–Me gustaría intentarlo –pidió Jake. Soleil le entregó el instrumento, ayudándolo a que lo colocara en posición– parecía más ligero.

–Hmmm... puedes sentarte si te es más sencillo –Soleil lo condujo hacia una silla, sentándose a su lado– ¿mejor?

Jake asintió, intentando arrancar sonidos al instrumento. Soleil lo ayudaba, mostrándole cómo colocar el arco correctamente y dónde apoyar sus dedos.

Dos historias (Drummond #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora