Capítulo 22

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"La crianza de un niño es compleja y lo imaginaba, pero nunca pensé que tendría que hacerlo por mi cuenta. La ausencia de la madre de Jake es algo que no puedo compensar, por mucho que lo intente, y me apena profundamente por él. La ausencia de una madre cariñosa es terrible a cualquier edad, pero a una tan tierna como la de mi pequeño, no sé qué más hacer por él..." (extracto del diario de Robin Drummond, en el primer aniversario del fallecimiento de su esposa).


–¿Estás triste? ¿Por lo del abuelo? –preguntó Jake mirándolo atentamente. Robin dejó de lado la copa que estaba bebiendo–. ¿Padre? –insistió.

–Sí, estoy triste. ¿Por qué...?

–No luces triste. Yo estoy triste. Muchas personas en la familia lo están. Pero tú...

–¿No lo estoy?

–Luces preocupado.

–Ah. Estoy preocupado y triste, a la vez.

–Eso es mucho.

–Más de lo que imaginas, hijo mío –Robin sonrió levemente– a veces me pregunto cómo puedes ser tan perceptivo, pero, supongo es parte de ti.

–O viene de ti. O de mi madre.

–Sí, supongo que eso también –Robin alargó la mano y acarició la cabeza de su hijo–. Eres parte de los dos, pero mucho de ti es solo tuyo.

–No lo entiendo.

–Lo harás mientras vas creciendo. ¿Te gustó la cena?

–Sí.

–Extrañas a tu abuelo.

–Sí –Jake suspiró–. No lo veré más ¿cierto? ¿Como a mi madre?

–Sí, hijo.

–Hmmm...

–Jake.

–¿Sí, padre?

–También debo hablar contigo de algo más.

–¿Lo que te preocupa?

–Sí.

–¿También te irás?

–Hijo mío... me marcharé, sí, temporalmente. Volveré pronto.

–¿Por qué? ¿A dónde vas?

–A la Corte.

–¿Por qué? –insistió.

–Hay algo que necesito hacer.

–¿Y no me llevarás?

–Esta vez no.

–Nunca he ido a la Corte.

–Jake, prométeme que te portarás bien.

–¿Quieres decir que escuche y obedezca a mi tutor y niñera?

–Sí. Y a tus tíos.

–Me aburriré. Sin ti.

–Hijo... volveré.

–¿Me lo prometes?

–Sí.

–Entonces está bien, lo prometo también.

–Gracias, Jake.

El niño asintió, mirándose más triste que antes. Robin quiso decirle que no iría, que todo estaría bien y que no habría más pérdidas en su mundo. Pero sabía que no era posible... ni una sola de esas cosas era algo que podría prometer definitivamente.

Dos historias (Drummond #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora