Mascota de la casa // Traducción Dramione

28: Una oferta decente.

Después de aparecer, llegaron frente a la Mansión Malfoy. A pesar de que su mente todavía estaba caminando penosamente a través de la melaza, se las arregló para mirar a su alrededor con una fascinación contenida.

Los terrenos de Nott siempre tuvieron un carácter salvaje: duendes que se filtraban a través de las hojas, gnomos que se asomaban a través de la maleza. Se resistía a ser contenido y acicalado. Por el contrario, los terrenos de Malfoy parecían mantenerse en estricto orden. El camino de grava brillaba de un blanco puro, descarnado contra los setos bien cuidados, incluso en la oscuridad. La luna brillaba sobre la estructura de piedra blanca, que se cernía ante ella como un faro bajo las estrellas.

Un pálido espectro se cruzó en su camino. Hermione parpadeó un par de veces antes de comprender que miraba fijamente a un pavo real albino.

—¿Es ese el homicida? —preguntó, recordando su aversión por el pavo real Alfred.

Los labios de Malfoy se torcieron una vez, antes de que su expresión volviera a caer.

"Por suerte para ti, no. Sin embargo, la progenie de Alfred es igual de sanguinaria. Los conocerás muy pronto. Este se llama Griffin. Podría ser el ser vivo más tonto que he conocido. Probablemente ni siquiera sabe dónde está. No estoy seguro de cómo sobrevivió hasta la edad adulta".

De hecho, el pavo real parecía estar girando en círculos confusos.

Esta vez, el labio de Hermione se torció, aunque cayó rápidamente. Todo dolía demasiado. Su espíritu se frotaba en carne viva bajo sus costillas. Cada intento de emoción traía agonía.

Apartó sus pensamientos antes de que pudieran asfixiarla y siguió a Draco cuando entró en su mansión, con la grava crujiendo bajo sus pies. Las viejas puertas de hierro se abrían a una vista magnífica. Una escalera ancha y pálida se curvaba hasta altas alturas. Tenía suelos de mármol brillante y paredes de piedra, con cortinas de terciopelo esmeralda que enmarcaban las ventanas más grandes que había visto en su vida. El vestíbulo era más alto y abierto que la mansión Nott, con varios candelabros para iluminar su camino. Piezas de arte paisajístico y retratos se alineaban en las paredes superiores, rodeadas de marcos ornamentados. Era mucho más brillante y de tono más claro que la mansión de Nott, sin la armadura familiar y los anticuados y llamativos acentos dorados que había llegado a amar.

Su alma se lamentó por un momento, un agudo dolor de nostalgia. Herida, mental y físicamente, no quería nada más que Bitty y Tabitha, un baño caliente y su suave cama.

"Bienvenido a casa," dijo Draco.

No me sentía como en casa.

—¿Tu padre se quedará aquí?

—No. Hizo una pausa y apretó la mano en un puño. "Él sabe que probablemente lo maldeciría ahora mismo. Tenemos varias otras propiedades a las que puede ir y pudrirse por dentro. Solo seremos nosotros".

Llegar a su nuevo hogar le hizo recordar el viaje a la mansión Nott, la forma en que se había aferrado a Titus, oliendo a canela. El dolor instantáneo casi la rompió, comprendiendo que en muchos sentidos él no había sido su salvador. A pesar de que la amaba, había sido su carcelero. Y no importaba lo que Malfoy le dijera sobre su nuevo hogar, sabía que todo lo que había hecho era cambiar una jaula dorada por otra.

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Ella lo siguió, subiendo la gran escalera hacia un laberinto de pasillos. Los viejos retratos susurraban mientras ascendía, uno incluso siseó: «¡sangre sucia!». — hasta que Draco los amenazó con expulsarlos.

Se ciñó la túnica con fuerza, deseando limpiarse. Hermione se preguntó si alguna vez volvería a sentirse limpia.

Terminaban en un conjunto de impresionantes puertas dobles con el escudo de Malfoy tallado en el centro. Draco puso una mano en la puerta, activando las protecciones de sangre, y luego miró hacia atrás, con los ojos vagando por su rostro como para evaluar su estado de ánimo. Le costaba leerlo, como de costumbre, pero pensó que podría haber visto un destello de algo que se parecía a la añoranza.