13. sigo sin creermelo

12 3 0
                                    

Suelen decir que los lunes son el peor día de la semana, pero no. Para mi este lunes iba a ser genial.

Suena el despertador. Las siete.

Me arreglo por si acaso esta Christian y bajo. Ya son las ocho.

Salgo al jardín con el desayuno. Y ahí está. El chico más guapo del mundo plantado en la verja de la casa.

-¡Hola!

--Hola, ¿te vas a quedar ahí parado?

-No. ¿Me abres?

-Arreglatelas

Digo lo último entre risas mientras voy a abrir la puerta. Pero de repente el chaval desaparece, y lo veo encaramado al muro que delimita la casa con la de al lado. Salta.

Ahogo un grito, pensaba que se iba a hacer daño. Pero no, cae de pie. Como los gatos.

-Bueno, ¿que hay de desayunar?

-¿como has hecho eso?

-Saltando, ¿Vamos a desayunar?

-eh si...

-Ah, espera.

Chris abre la verja y coge un libro. Sonríe y corre hacia mi. Lo último que veo es el suelo bastante más bajo que mis pies. Y luego, vueltas. Chris me ha cogido de la cintura y me esta dando vueltas en el aire. Sólo puedo gritar que me baje.

Una vez en el suelo casi me caigo, estoy super mareada. Christian me coge a hombros y me lleva a donde tenía el desayuno. Ahora solo puedo reír.

-Venga, bajame ya.

-¿Ya? ¿no estas agusto?

-Muy agusto. Pero tengo hambre.

-Vale. ¿Qué vamos a desayunar?

Me río y salto al suelo.

-¿no desayunas en casa?

-Claro. Pero me gusta estar aquí contigo y la última vez estaba Flavia y no me pudiste preparar nada.

-¿como?

Me río.

-Anda, ve a la cocina

Voy obediente a la cocina, seguida de el. Ahí está maitane con unas tortitas.

-¿pero que demonios?

-¡Hola Mery!

-Chris me ha pedido que te haga unas tiritas porque el no sabe.

-Sí que se.

-Hazlas.

-Vale, no se.

Me rio. Les digo que no hacia falta. Nos sentamos a la mesa y a comer. Sabe delicioso.

Las diez.

-¿Vamos a ensayar?

Esta vez es luis el que aparece en casa.

-Javi ya está en el garaje.

Mai se entusiasma

-voy volando.

Maitane desaparece por la puerta como un torbellino

Luis se sienta a la mesa con la excusa de que lo que ha dejado mai no hay que desaprovecharlo.

Las once.

Nos vamos a ensayar. Y ahí estamos hasta las dos. Que es cuando nos vamos todos juntos a comer a casa de Pablo. Muy espaciosa por cierto.

la fórmula de la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora