Entre ensayos y más ensayos transcurría la semana. No hicimos otra cosa. Hasta teníamos un horario para planificarnos y que nadie se saltase o perdiese ningún ensayo.
Nos levantabamos a las ocho y a las ocho y media estábamos ya en la bajera que teníamos alquilada cerca del lago secreto de Chris.
Acabábamos a las tres, hora a la que íbamos a comer pero a las cuatro y media ya estábamos otra vez en la bajera.
Y así fue una semana. Nos encantó pero, por lo menos yo, no desearía tener otra así.
Llegan las audiciones. Todos estamos muy nerviosos.
Las hacemos, y para mi gusto nos sale fatal a pesar de haber ensayado tanto.
¿nos cojeran?