40. te quiero

7 1 0
                                    

Llegamos.

Estoy medio dormida. No es muy largo el trayecto pero si no soy yo la que conduce me muero de sueño.

-¿te ayudo a bajar?

-¿Mmm?

-¿siempre respondes eso cuando estas adormilada?

Suspiro. Me quito el casco y bajo yo sola de la moto. Una vez abajo choco la mano que chris me tendía para ayudarme a bajar.

Suspira.

-en fin...

-¿Vamos?

-¿no íbamos de compras? Mery, Decídete.

-Vamos de compras

Le corrijo. ¿a donde creía que nos íbamos? Sobretodo en una ciudad tan pequeña.

-aaah... vale, vamos

-¡¡Genial!!

-no grites, nos están mirando todos.

Sonrio. No hay nadie, pero chris odia que le miren... ¡como yo!

Le cojo de la mano y le llevó corriendo hacia el centro comercial.

-así que para esto sirve nuestro entrenamiento.

Me dice a mitad de carrera.

-¿eh?

-Sí, cada vez que salimos a correr... ¿es para esto?

Me río.

Al cabo de un rato no puedo más.

Me siento en el suelo

-¿Qué haces Mery?

-sentarme

-va, te llevo...

-Guay, pero sacudete el sudor.

Le digo de broma. El pone los ojos en blanco y se ríe.

Después me monta a caballito y corre hacia el centro.

Hemos llegado.

-Vale, ¿a que tienda quieres ir primero?

Le pregunto

-no se, aquí tu eres la reina de las tiendas.

-ja. Ja. Ja. Que gracioso, pero cierto.

Digo con cierta ironía.

Al final decidimos ir a una que tenemos delante.

-¿este?

-me encanta

Estoy delante de él con el vestido más mono del mundo... ¡Y solo dice eso!

-¿Qué?

-¿solo me encanta?

-Sí

-con el bikini no has dicho solo eso.

Se pone colorado, con el bikini ni ha llegado a hablar.

Me rio.

-Puedes encontrar mejores. Sólo es eso

Me dice muy serio.

-Vale, ¿entonces nada?

-Bueno, como quieras.

-No estoy segura. Me lo pienso.

-va

Me meto en el probador.

Al cabo de un rato ya hemos estado en algunas tiendas. La mitad de todo el centro comercial.

Chris lleva mis bolsas y las suyas, que también se ha comprado ropa.

-¿te ayudo?

-No, ¿y si comemos algo?

-va, pero solo si me dejas Ayudarte.

-No...

-Pues nada

-tengo una idea

Se dirige hacia unas cabinas. De esas que si hechas un euro puedes dejar las cosas.

Las deja ahí, coge la llave y vuelve hacia mi.

-¿comemos?

-Guay, me muero de hambre

-Mery, cariño...

-dime

-¡¿no podrías haberlo dicho antes?

-es que te quedaba tan bien esa camisa...

Se ríe

-¡y el traje de baño! Bueno, menuda figura

Hago como si me desmayo.

-Anda vamos a comer antes de que te desmayes de verdad... empiezas a delirar...

Me rio y le doy un puñetazo en el hombro.

Vamos a una cafetería. Cuando acabamos vamos al resto de tiendas del centro comercial.

-¿Y ahora que hacemos?

Estamos sentados en un banco con un montón de bolsas al rededor.

Mínimo veinte.

-¿Qué hacemos con que?

Me pregunta chris.

-con las bolsas.

-pediré que las lleven a tu casa. ¿bien?

-¿eso no cuesta un montón?

-bah

Se dirige hacia el apartado del centro donde te trasladan la compra a casa.

-ya está

Dice cuando vuelve.

-chris...

-dime

-te quiero...

-y yo a ti, princesa.

Me sumerjo en un beso largo y tierno.

Sinceramente, uno de los mejores.

-mira

-¿El Qué?

-aquí

Se pone de rodillas, abre una caja pequeña con un colgante dentro en forma de clave de sol.

-Mery, ¿quieres ser mi compañera de breack dance en Londres?

-Sí, sí quiero.

Se pone en seguida de pie y ahora parece que no le imprima que todos nos miren porque me da un beso cálido y ardiente.

Vale, este es el mejor.

-Sí, sí quiero.

la fórmula de la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora