Una cabeza asoma de la caja, luego otra, y luego cinco más. Son preciosos.
-¡cachorros!
Grito perdiendo toda la compostura.
-si, y tienen una buena historia.
Dice luis.
-Bueno, buena no se si es.
Chris pone cara de pena.
-¿Qué pasó?
Miro a los cachorros. Son todos negros, con la diferencia de que cada uno tiene una ralla blanca en un sitio diferente.
-ahora os contamos. ¿Vamos a tu habitación?
-vamos.
Subimos a mi habitación con los cachorros metidos en la caja.
Cuando llegamos los sacamos. Boa, que está tumbada en mi cama se acerca a ellos y, uno a uno, los va poniendo en la alfombra. Todos le siguen a donde va y ella esta encantada.
Nos quedamos un rato mirándolos. Han empezado a jugar, uno se acerca a mi corriendo y salta en mi regazo. Se acomoda y se pone a dormir.
Suspiro.
me fijo, tiene la mancha blanca en el ojo, rodeandolo. Es el más original. ¿o la más? La más. Se ha dado la vuelta y ahora esta panza arriba.
Vuelvo a suspirar.
-¿Qué haremos con ellos?
-de momento podemos quedarnos uno cada uno...
Propone Flavia.
-somos dos.
-Nos quedamos dos.
Todos nos pusimos de acuerdo. Al fin y al cabo nuestras casas son grandes así que por un cachorro no pasará nada.
-Bueno, ¿Y que paso?
Pregunta Javier. La verdad, todos estamos intrigadisimos.
-Vale, ¿cuentas tu o cuento yo?
-cuenta tu, que sabes toda la historia. Yo solo estuve al final.
Y Luis empieza su relato.