Me giro sobre mi espalda gruñendo, y me tapo mis ojos con un brazo para protegerlos de la luz del sol. Me tomó horas quedarme dormido después de que Hyunjin se fue, y me siento como un desastre total. Todo lo que quiero hacer es apagar la estúpida luz del sol y...
Espera, ¿luz del sol?
Me levanto de un tirón, entrecerrando los ojos ante la luz brillante entrando por la ventana.
Maldita sea.
¿Llego tarde a desayunar?
Echo una mirada frenética alrededor de la habitación, pero no veo un reloj. Sin embargo, está el televisor colgando del techo, y veo un control remoto encima de mi mesita de noche. Lo agarro y presiono el botón de encendido, esperando que no sea una de esas configuraciones complicadas de cine en casa que requieren un título en informática para saber operarlo.
Se enciende la televisión, convenientemente sintonizada en un canal de noticias, y exhalo un suspiro de alivio.
7:48 a.m.
Si me apuro, llegaré abajo a tiempo.
Corro al baño y apresuro mi rutina matutina, después me dirijo directamente a mi armario. La televisión aún está encendida, el presentador de noticias hablando sobre las próximas elecciones mientras tomo uno de mis jeans nuevos y una camisa de manga larga de aspecto suave, otra compra nueva. Según la franja azul informativa en la parte inferior de la pantalla del televisor, la temperatura esta mañana está en los diez grados, significativamente más frío que ayer. Además, no hace daño cubrir esas costras que aún sanan en mi brazo; anoche vi a Hyunjin viéndolas.
Salgo del armario completamente vestido a las 7:55 y, como un pensamiento de último momento, agarro el joyero con el colgante, y lo meto en mi bolsillo, para poder devolvérselos a Hyesook. El programa de noticias ahora muestra un clip de los debates presidenciales primarios de anoche, en los que uno de los favoritos, es un senador popular de Las
Vegas, está diezmando a sus oponentes con un aluvión de hechos y cifras redactadas inteligentemente. En realidad, no sigo la política, mi madre pensaba que todos los políticos eran la escoria de la tierra, y se me han pegado sus opiniones, pero este tipo, Tom Bransford, es lo suficientemente prominente como para saber quién es. A los cincuenta y cinco años, es uno de los candidatos más jóvenes en la carrera presidencial, y es tan atractivo y carismático que lo han comparado con John F. Kennedy. No es que le haga competencia a mi empleador.
Si Hyunjin se postulara para presidente, toda la población femenina de Estados Unidos necesitaría un cambio de bragas después de cada debate.
La hora en la pantalla cambia a 7:56 y apago el televisor. Quizás esta noche tenga la oportunidad de ver algo, preferiblemente una comedia ligera divertida. Aunque, nada romántico. Tengo que dejar de pensar en Hyunjin y en la situación confusa entre nosotros, no recordarlo.
No quiero otra noche de insomnio en la que mi cuerpo duele de excitación y mis pensamientos se vuelven un carrete con clasificación X, repitiendo sus promesas sucias y las oscuras imágenes acaloradas que evocan.
...
Para mi sorpresa, Hyunjin no está en la mesa cuando llego a las 7:59 en punto. Sin embargo, su hermana y también Hyunsoo están ahí. El niño me da una sonrisa radiante que contrasta con la sonrisa mucho más fría de Hyesook, y les sonrío a los dos, a pesar de pensar en lo que Hyesook vio anoche me da ganas de escabullirme y no volver a mostrar mi rostro en esta casa.
—Buenos días —saludo, tomando mi asiento habitual junto a Hyunsoo. Es tentador evitar la mirada fulminante de Hyesook, pero estoy decidido a no ceder a mi vergüenza.
¿Y qué si me pilló besándome con su hermano? No es como si soy un institutriz en la época victoriana al que vieron besuqueándose con el señor de la mansión.
—Buenos días. —El tono de Hyesook es neutral, su expresión cuidadosamente controlada—. Hyunjin está en una llamada, de modo que no se reunirá con nosotros para desayunar.
—Ah, de acuerdo. —Vuelvo a experimentar esa mezcla extraña de decepción y alivio, como si un examen difícil para el que he estado estudiando ha sido reprogramado. Aunque he intentado no pensar en Hyunjin esta mañana, debo haber estado mentalizándome subconscientemente a verlo aquí porque me siento desinflado a pesar de la relajación de la tensión en mis hombros.
Deslizando mi mano en mi bolsillo, saco el joyero pequeño y se lo doy a Hyesook.
—Gracias por prestarme esto anoche.
Sus largas pestañas negras se deslizan hacia abajo a medida que lo toma.
—No hay problema. ¿Algo de trigo? —pregunta, señalando una ollade grano de color oscuro junto a ella. El desayuno aquí parece ser un asunto mucho más simple, con solo un tarrode miel y algunas fuentes de bayas, nuecesy fruta cortada acompañando al plato principal.
Asintiendo con gratitud, le entrego mi cuenco a Hyesook.
—Gracias, me encantaría. —Estoy más que feliz de que esté actuando con normalidad. Con suerte, continuará así.
Cuando me devuelve el cuenco, pruebo una cucharada del grano que llamó "trigo". Resulta sorprendentemente sabroso, con un sabor rico a nuez. Imitando lo que está haciendo Hyesook, agrego bayas frescas y nueces en mi tazón y rocío todo con miel.
—Es trigo sarraceno asado —explica mientras lo pruebo—. En casa, generalmente se come como acompañamiento salado, a menudo mezclado con alguna variación de zanahorias, champiñones y cebollas fritas. Pero me gusta así, más parecido a la avena.
—Creo que es más sabroso que la avena.
Hyesook asiente y le sirve a Hyunsoo su porción de grano.
—Por eso me gusta para el desayuno. —Cubre el cuenco de Hyunsoo con bayas, nueces y una generosa lluvia de miel y lo coloca frente al niño, quien inmediatamente mete la cuchara. Aunque, en lugar de comer, comienza a perseguir un arándano alrededor del cuenco mientras hace ruidos de motor por debajo de su aliento.
Sonrío, dándome cuenta de que finalmente lo estoy viendo jugar con su comida como un niño normal. Al captar su mirada, le guiño un ojo y empiezo a apilar mis arándanos uno encima del otro, como si estoy construyendo una torre. Llego solo al segundo nivel antes de que las bayas se desprendan unas de otras, cayendo en la parte del grano que la miel volvió pegajosa.
Hago una mueca, fingiendo consternación, y Hyunsoo se ríe y comienza a construir su propia torre de bayas. Resulta mucho mejor que la mía, ya que usa miel como pegamento y apuntala sus arándanos con fresas cortadas.
—Muy bien —digo con una expresión impresionada—. En serio eres un arquitecto nato.
Me sonríe radiante, y toma una cucharada de trigo con orgullo junto con un trozo de su creación de bayas. Metiéndoselo en la boca, mastica triunfalmente a medida que lo elogio por ser tan inteligente. Animado, construye otra torre, y lo hago reír nuevamente cuando una de mis moras persigue un arándano que sigue rodando lejos de mi cuchara.
—En realidad te gustan los niños, ¿no? —murmura Hyesook cuando Hyunsoo y yo nos cansamos del juego y seguimos comiendo. Su expresión es decididamente más cálida, su mirada verde llena de una añoranza peculiar mientras observa a su sobrino—. No solo es un trabajo para ti.
—Por supuesto que no. —Le sonrío—. Los niños son increíbles. Pueden hacernos ver el mundo como lo vimos una vez... hacernos sentir esa sensación de alegría y asombro que el paso de los años nos roba. Son lo más parecido que tenemos a una máquina del tiempo, o al menos a una ventana al pasado.
Sus pestañas se deslizan hacia abajo una vez más, ocultando la mirada en sus ojos, pero no hay forma de pasar por alto la tensión repentina en su boca.
—Una ventana al pasado... —Su voz tiene una nota extrañamente frágil
—. Sí, eso es exactamente lo que es Hyunsoo.
Y antes de que pueda preguntarle qué quiere decir, cambia el tema al clima más fresco de hoy.
Una ventana al pasado.
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¹Guarida del diablo || Hyunlix✔
RandomNo soy el único que tiene secretos. Mi refugio seguro podría ser la guarida del diablo, y una vez que me haya reclamado, será demasiado tarde para huir. -Adaptacion. -Hyunlix.