Sosteniendo la mano de Hyunsoo, me acerco al comedor, mis rodillas casi chocando juntas. No sé por qué estoy tan nervioso, pero lo estoy. La sola idea de volver a ver a Hyunjin me hace sentir como si un tejón rabioso se hubiera instalado en mi estómago.
Es la cuestión de la mafia, me digo. Ahora que se me ha ocurrido la idea, no puedo sacarla de mi mente, sin importar cuánto lo intente. Por eso mi respiración se acelera y mis palmas se humedecen cada vez que imagino la curva cínica de los labios de mi empleador. Porque podría ser un criminal. Porque siento un oscuro borde despiadado en él. No tiene nada que ver con su apariencia y el calor que fluye por mis venas cada vez que su mirada intensa verde-dorada se posa sobre mí.
No puede tener nada que ver con eso porque está casado, y nunca robaría al esposo de una mujer, especialmente cuando hay un niño de por medio. Aun así, no puedo evitar preguntarme cuánto tiempo han estado juntos Hyunjin y su esposa... si él la ama. Hasta ahora, solo los he visto juntos brevemente, de modo que es imposible saberlo, aunque sentí una cierta falta de intimidad entre ellos. Pero estoy seguro de que solo fue una ilusión de mi parte. ¿Por qué mi empleador no amaría a su esposa? Hyesook es tan hermosa como él, tanto que casi se parecen. No es de extrañar que Hyunsoo sea un niño tan hermoso; con padres así, se ganó la lotería genética, a lo grande.
Miro al chico en cuestión, y él me mira, sus ojos rasgados se parecen inquietantemente a los de su padre. Su expresión es solemne, la exuberancia que mostró cuando jugábamos juntos se había ido. Como yo, parece ansioso por nuestra próxima comida, así que le doy una sonrisa tranquilizadora.
—Cena —digo, señalando con la cabeza hacia la mesa a la que nos acercamos—. Estamos a punto de cenar.
Parpadea, sin decir nada, pero sé que está archivando la palabra, junto con todo lo demás que le he dicho hoy. Los niños pequeños son como esponjas, absorbiendo todo lo que los adultos dicen y hacen, sus cerebros
formando conexiones a una velocidad deslumbrante. Cuando estaba en la secundaria, cuidé niños de una pareja china. Su hija de cinco años no hablaba inglés cuando la conocí, pero después de unas semanas de jardín de infantes y una docena de noches conmigo, casi lo habló con fluidez. No tengo ninguna duda que lo mismo le pasará a Hyunsoo.
Ya, al final de esta tarde, estaba repitiendo algunas palabras después de mí.
Aún no hay nadie en el comedor, aunque Mark me dijo con brusquedad que esté aquí a las seis cuando llevó la bandeja de fruta y queso a la habitación de Hyunsoo. Sin embargo, la mesa ya está puesta con todo tipo de ensaladas y aperitivos, y se me hace la boca agua ante la delicia que nos espera. Aunque el refrigerio de la tarde apagó lo peor de mi hambre, aún estoy hambriento, y necesito toda mi fuerza de voluntad para no caer vorazmente sobre las fuentes dispuestas ingeniosamente de sándwiches abiertos de caviar, pescado ahumado, verduras asadas y ensaladas de hojas verdes. En cambio, ayudo a Hyunsoo a subirse a una silla que tiene un asiento elevado para niños y luego comienzo a señalar los nombres de los diferentes alimentos en inglés.
—A este plato lo llamamos ensalada, y lo verde que hay dentro es lechuga —digo cuando el repiqueteo de unos tacones altos anuncia la llegada de Hyesook.
La miro con una sonrisa.
—Hola. Hyunsoo y yo estábamos...
—¿Por qué no se ha cambiado? —Sus cejas oscuras se fruncen a medida que observa la apariencia del niño—. Él sabe que nos cambiamos para cenar.
Parpadeo.
—Oh, yo...
Interrumpe con una ráfaga de coreano rápido, y veo que los hombros del chico se tensan mientras se desliza en su asiento, como si quisiera desaparecer. Al parecer, al darse cuenta de que está molestando a su hijo, Hyesook suaviza su tono y finalmente obtiene lo que suena como una disculpa reprendida del niño.
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¹Guarida del diablo || Hyunlix✔
De TodoNo soy el único que tiene secretos. Mi refugio seguro podría ser la guarida del diablo, y una vez que me haya reclamado, será demasiado tarde para huir. -Adaptacion. -Hyunlix.