FINAL

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Esto no es real.

No puede serlo.

La niebla oscura amenaza con inundarme de nuevo y me concentro en respirar poquito a poco y mantener los ojos cerrados. Tiene que ser un sueño, un sueño horrible y demasiado gráfico, o una alucinación provocada por el terror extremo. ¿Cómo si no iba a estar Hyunjin aquí? ¿Cómo podría haberme encontrado?

¿Y cómo lo hicieron los asesinos de mi madre?

Supongo que me he vuelto a quedar inconsciente, porque cuando vuelvo a abrir los ojos, estoy en el asiento trasero de un todoterreno en marcha, cómodamente instalado en el regazo de un hombre. El regazo de Hyunjin . Reconocería ese aroma a cedro y bergamota en cualquier lugar. Me rodea y abraza con sus brazos fuertes, y se me aceleran los latidos de alivio cuando me doy cuenta de que esto no es un sueño.

Hyunjin está aquí.

Ha venido a por mí.

Imagino que hago algún tipo de ruido porque se aparta un poco, con la mirada encendida en su rostro tenso.

—Ya llegamos —me promete, con la voz más áspera que le he oído jamás—. El médico nos está esperando.

Mientras habla, noto un dolor punzante en el brazo derecho y una sensación general de mareo y debilidad extrema, además de la sensación de que me han aporreado con un palo. Esto último debe de ser por haber saltado del coche y porque el más joven me tiró al suelo. Mi ritmo cardíaco se triplica al recordar su rostro sobre mí, el hambre retorcida en aquellos ojos oscuros e inexpresivos.

¿Cómo he pasado de ahí a aquí?

¿Cómo es que Hyunjin...?

De repente, mi mente se aclara y se precipitan los recuerdos, cada uno más nauseabundo que el anterior. El hombre mayor con el cráneo reventado... Hyunjin saltando hacia mí, con la pistola en la mano... Su interrogatorio al hombre que quería violarme; las amenazas de Hyunjin y la forma brutal y hábil en que blandía la navaja... Y los gritos, esos gritos desgarradores y espeluznantes...

Empiezo a temblar cuando mi mirada recorre el coche; reparo en Mark con un rostro pétreo junto a nosotros y los dos hombres de aspecto peligroso de delante. Nunca los había visto antes, pero deben ser guardias del complejo. Vuelvo a mirar a Hyunjin , ese rostro perfectamente esculpido que puede ser salvaje y tierno a la vez, y me fijo en una raya marrón rojiza sobre un pómulo.

Sangre. Sangre seca.

Mis temblores se intensifican. Hyunjin malinterpreta la causa y me acaricia la mandíbula con una expresión más suave ahora.

—Ya está, gatito, ya estás a salvo. No pueden hacerte daño.

Pero él sí. Soy plenamente consciente de que estoy a merced de este hombre apuesto y aterrador. Estar en su regazo no hace sino resaltar las diferencias de tamaño y fuerza entre nosotros; su cuerpo grande y potente me envuelve toda, los músculos del brazo que noto a mi espalda son tan ineludibles como una cadena de hierro. Tampoco es que pudiera escapar... no con sus hombres aquí, no mientras el todoterreno circule a toda velocidad.

Es mejor no saber, pero no puedo contenerme.

—Has sido tú, ¿verdad? —pregunto en un susurro tenso—. Le has disparado en la cabeza.

Ahora es como si Hyunjin llevara una máscara, porque desaparece cualquier rastro de expresión.

—No he tenido más remedio. Si solo le hubiera herido, podría haberte matado mientras yo me ocupaba de su compañero. Con los dos allí, tenía que eliminar a uno, y rápido.

—Y el otro hombre... —Contengo una oleada de náuseas al recordar los gritos—. ¿Está...?

—Muerto por las heridas, sí. —No hay remordimientos en la voz de Hyunjin , ni señal de culpabilidad en su mirada, y se me hiela la sangre cuando me doy cuenta de que ya ha hecho esto antes.

¹Guarida del diablo || Hyunlix✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora