Cap 46

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—Te estaba esperando. —Sus bonitos labios han perdido todo color mientras esboza una sonrisa falsa—. Mi hermano quería que recibieras el pago de la primera semana ayer al mediodía, pero no me encontraba bien para salir de la cama hasta más tarde, así que vine a dejártelo. —Señala con torpeza el grueso sobre que está en la mesita.

—¿Has estado aquí toda la noche?

Se ríe; la carcajada suena demasiado alegre.

—No seas tonto. Dejé el sobre y me fui. Pero no podía dormir, así que esta mañana me he pasado a ver cómo estabas y aún no habías vuelto. Y... —Entonces se fija en la bata que llevo puesta—. ¿Te lo has pasado bien follando con mi hermano? Se rumorea que lo hace de maravilla.

Siento el calor en la cara.

—Creo que será mejor que te vayas.

—Lo haré. Solo dime, Felix... ¿te has enamorado ya de él? ¿Esa carita bonita te ha engañado y ha hecho que pienses que es tu caballero de brillante armadura?

Respiro hondo.

—Hyesook, escucha..., no sé qué te ha pasado con tu hermano, pero creo que es mejor que lo hablemos cuando te sientas mejor. Hyunjin y yo hemos empezado a salir, pero eso no significa...

Se tambalea delante de mí.

—Pobrecito. ¿Te ha embaucado ya, eh?

—Mmm. —La sujeto por los hombros para mantenerla firme, le doy la vuelta y la dirijo hacia la puerta—. Ya hablaremos de esto más tarde.

Se gira.

—No lo entiendes, estoy intentando ayudarte. —Abre completamente los ojos vidriosos y me lanza una mirada suplicante—. Tienes que escucharme. Es igualito que él.

No debería hacer caso de nada de lo que diga en este estado, pero no puedo evitarlo. «¿Él?».

—Igualito que nuestro padre. Hyunjin-ah, es idéntico, en todos los sentidos. —Me agarra por las solapas de la bata—. ¿Lo entiendes? Es un monstruo, un asesino. Él... —Deja de hablar, su rostro se vuelve incluso más pálido al darse cuenta de lo que acaba de decir.

Me suelta la bata y se aleja mientras la miro fijamente; se me revuelve el estómago porque todas las sospechas que he tenido sobre los Hwang vuelven a salir a la superficie. Está claro que Hyesook no está en sus cabales, pero ¿llamar asesino a su hermano?

No es una acusación que se lance sin motivo, ni siquiera estando borracho o drogado.

Hyesook va a asir el pomo de la puerta justo cuando salgo de la parálisis provocada por la sorpresa y corro hacia ella.

—¿De qué estás hablando? —La agarro del brazo y le doy la vuelta para que me mire—. ¿De qué coño estás hablando?

Sacude la cabeza y las lágrimas se le escapan por las comisuras de los ojos.

—No es nada. No es nada. Olvídalo. Solo... no quería que terminaras como ella.

—¿Como ella?

—Solo vete, Felix. Vete antes de que sea demasiado tarde.

Aprieto los dientes.

—No puedo. Mark perdió las llaves de mi coche. Y aunque las tuviera, no hay forma de...

—Yo las encontré. En el cajón de la mesita de Hyunjin.

Retrocedo boquiabierto.

—¿Qué? ¿Cuándo?

—Ayer por la mañana, cuando fui a su habitación a coger tu dinero. —Sus ojos verde jade tienen una mirada afligida—. Y entonces lo supe.

Un escalofrío me sube por la columna vertebral.

—¿El qué?

Ignora mi pregunta, me rodea y se dirige inestablemente a la cama, donde empieza a buscar entre los pliegues de la manta.

—Aquí. —Sostiene un par de llaves en un llavero con un pompón rosa—. Esta es otra razón por la que he venido aquí, para darte esto.

Mi estómago cada vez estaba más revuelto. Está mintiendo. Debe de estar mintiendo. Podría haber encontrado las llaves en cualquier lugar, donde fuera que Mark las hubiera perdido. Porque si no está mintiendo, si de verdad estaban en la mesita de Hyunjin ayer por la mañana, entonces nunca se han perdido. Eso o Hyunjin las encontró antes de irse de viaje, antes de nuestra videollamada en la que aseguró que Mark no las había encontrado.

Como si me leyera la mente, Hyesook dice:

—Y, por cierto, Mark no pierde cosas. Lo conozco de toda la vida y nunca ha perdido ni un calcetín, al menos no por accidente. En ese sentido es como mi hermano. Todo lo que hace está planeado.

El corazón me palpita con fuerza como si fuese un mazo.

—Dame las llaves. —Camino hacia ella, se las arranco de la mano y me las guardo en el bolsillo de la bata. Mi mente va a toda velocidad, mis pensamientos cambian como piezas de cristal de colores en un caleidoscopio. No sé qué pensar, qué creer.

¿Por qué iba a mentirme Hyunjin sobre mis llaves?

¿Por qué lo haría Hyesook?

—¿Qué has querido decir llamando asesino a tu hermano? —pregunto, mirando fijamente sus ojos nublados por alguna sustancia—. ¿A quién te referías antes con «ella»?

Hace un mohín.

—No quieres saberlo. Créeme, no quieres.

—Sí quiero. Dímelo. —Ella niega con la cabeza y le caen más lágrimas de los ojos—. por favor... tengo que saberlo porque... porque tienes razón. —Respiro profundamente, siento presión en el pecho cuando la verdad me explota en la cara—. Me estoy enamorando de él... cada vez más.

Le tiemblan los hombros por los sollozos silenciosos mientras se deja caer en el suelo, con la espalda apoyada en la cama. Su larga melena le oculta el rostro y se abraza a las rodillas.

Desesperado, me arrodillo frente a ella.

—Por favor. Tengo que saberlo. ¿Por qué se parece a tu padre? ¿Por qué es un monstruo? ¿Qué pasó? ¿A quién se supone que ha matado?

Durante un buen rato no hay respuesta. Finalmente, levanta la cabeza y a través del velo negro de su pelo, veo el alarmante dolor en sus ojos.

—Nuestro padre... —Las palabras salen en un susurro roto y desgarrado—. Él la mató. Y luego Hyunjin lo mató a él. Lo rajó, justo ahí... —Se le quiebra la voz—. Justo delante de mí.

Y mientras la miro fijamente, muda por el horror, esconde la cara tras las rodillas y llora.

¹Guarida del diablo || Hyunlix✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora