Rayos de sol entraron por la ventana, y se posaron en el rostro de una joven durmiente, la misma se dio media vuelta.
Comenzaba a despertarse y le dolía la cabeza.
'Debería ir por un vaso de agua a la nevera'
Pensó mientras se incorporaba lentamente. Abrió los ojos y se quedó mirando su entorno.
'Dónde estoy?'
Se frotó los ojos con fuerza.
Podía escuchar de fondo la melodía de los pájaros. Era una hermosa mañana, exceptuando el dolor de cabeza y la desorientación que sentía.
Volvió a abrir los ojos y al fin entendió dónde estaba.
'¡MIERDA!'
Era su "nueva" habitación y más importante, ya era tarde.
'Mierda mierda mierda'
La cabeza le dolía, pero ahora se sentía muy despierta mientras se cambiaba lo más rápido que podía.
Pum
-Ahhhh!
En el proceso puede que se haya golpeado unas cuantas veces contra la pata de la cama.
Terminó de arreglarse frente al espejo en el tocador e intentó, tanto como le era posible, no lucir como alguien que acaba de despertar.
A punto de salir de la habitación, se dio cuenta de que había una botella sobre la mesita de noche que no le resultaba familiar.
Al tomarla notó que tenía una nota adjunta.
"El joven maestro Cale, me ha solicitado que le dejase esta poción, espero que le permita sentirse mejor. Hans."
Un fuerte rubor le subió por la cara.
Recordó porque es que le dolía la cabeza. O al menos tanto como pudo.
'Bar, vino y abrace a Cale'
Su cara era de un fuerte rojo tomate. No podía recordar a Hans en toda la situación, pero siendo sincera, tampoco podía recordar cómo llegó a su habitación, su memoria solo llegaba hasta el camino de vuelta.
'Pasando por pequeñas callejuelas, mientras él me sujetaba y yo... yo...'
♪~~~
Los pájaros cantaban una feliz melodía en su ventana.
Sin pensarlo más, abrió la botella y la bebió de golpe. Tanto el dolor en el pie como su dolor de cabeza desaparecieron poco después.
Y ya con la mente un poco más clara solo puedo pensar.
'Ahora si soy despedida, ¿cierto?'
No me arrepiento, pero era obvio que no es como se supone debe comportarse una sirvienta.
Salió corriendo de la habitación no queriendo perder más tiempo, ya iba tarde, no quería empeorar aún más las cosas.
El recinto estaba vacío, todos ya se habían ido a sus puestos.
Aceleró el paso hasta abandonar la zona de la servidumbre.
Fuera, se vio obligada a dejar de correr y caminar a paso rápido, ya que en el resto del castillo sí que había gente y según le había enseñado Ron, no se admitía ese tipo de comportamiento
Los sirvientes que se dieron cuenta de su presencia empezaron a susurrar.
Nadya intento no pensar en ello, estaba apurada, lo último en sus prioridades era saber que estúpido rumor se había esparcido ahora.
Cuando llegó al Ala de Cale volvió a correr a toda marcha hasta llegar a la habitación del pelirrojo.
Allí tomó unas bocanadas de aire, intentó arreglar un poco el pelo y tocó la puerta.
Toc toc
Nadie respondió.
Toc toc
Silencio
'Que hago?'
Si Cale estaba dormido, Ron tendría que estar limpiando, pero el viejo mayordomo no estaba a la vista y nadie respondía dentro de la habitación.
Cerró los ojos y decidió que lo mejor era comprobar, ya estaba en problemas por llegar tarde, no creía que abrir la puerta sin permiso, fuera lo peor en su lista.
-Lamento la intromisión.
Dije mientras abría la puerta de la forma más silenciosa que pude.
Dentro la saludó un cuarto vacío.
'Dónde, dónde demonios están!?'
Corrió hasta la cocina 2 esperando conseguir alguna respuesta.
-Buenos días.
Dijo nada más entrar al cocinero, al cual le agradecía profundamente su presencia.
-Buenos días.
Respondió de vuelta, mientras afilaba unos cuchillos.
-Mmm esto, Beacrox, por casualidad sabes dónde está el joven maestro Cale o el Sr. Ron.
El cocinero dejó los cuchillos y giró a mirarla.
Le devolví una sonrisa, sin saber qué más podía hacer.
-Esta desayunando con el resto.
'Perdón?'
-Padre debe estar esperándolo fuera del comedor.
-¡Muchas gracias! - dije realizando una reverencia.
Salí de la cocina y otra vez corrí hasta salir del ala.
Por suerte, si sabía donde quedaba el comedor de lo contrario, su situación bien podría ser peor de lo que ya era.
Camino tan rápido como pudo ignorando todo los susurros que se iban formando a su paso.
Al llegar al comedor la puerta estaba cerrada y a un costado de ella había un viejo mayordomo de pie.
-Buenos días Sr. Ron.
-Buenos días señorita.-Dijo con su inmutable sonrisa benigna. Era imposible saber si estaba molesto, divertido o decepcionado.
-Lamento llegar tar...
Antes de que pudiera terminar la frase, un joven pelirrojo abrió la puerta del comedor.
Una breve mirada y siguió de largo no sin antes un sonoro.
Tsk
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Feliz año!
Con un poco de retraso...
Espero que hayan pasado una buenas fiestas.

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Donde estoy?
Fantasi¿Dónde estoy? Había terminado su jornada laboral. Recuerda haber tomado el bus hacia su hogar. Recuerda estar leyendo una novela en su móvil. Aun así no estaba ni en su casa, ni en el bus, ni siquiera en el hospital o en cualquier sitio conocido. -¡...