2. Si te pregunta, decile que estabas en clases.
Ya son las cuatro de la tarde cuando llego a mi edificio. La luz del sol da de lleno en los ladrillos rojizos y en la puerta arqueada de vidrio negro.
Me apresuro a entrar justo cuando las ancianas del 3°B están bajando las escaleras. Una de ellas me mueve el flequillo dulcemente cuando paso a su lado y le doy una sonrisa. Es un hábito que tenemos.
Ambas me agradan a pesar de las quejas que tiene el abuelo de ellas.
—¡¿Por qué?! —chillo cuando veo el cartel rojo colgado en la puerta del ascensor.
Nuevamente averiado. Siempre que arreglan la máquina funciona dos semanas y después se descompone otra vez y tardan dos semanas en arreglarlo.No tengo dudas: el universo me detesta...
Bueno, tanto no. Por suerte mi familia apareció en la escuela y encontré mi celular en la recepción de la sede. Al parecer un alma caritativa y decente lo encontró tirado por ahí y lo dejó con la señora de la recepción.
Subo los cuatro pisos por la escaleras mientras insulto mentalmente al técnico que se encarga de reparar el ascensor. Debe tener un amor fetichista y por eso lo arregla a medias; porque no puede ser que funcione durante tan poco tiempo.
Cuando abro la puerta del departamento alguien me agarra del brazo y me empuja a la cocina.
Los mechones castaños atados en un moño alto me dicen que es mamá.
Se gira hacia mí y se lleva dos dedos a la boca antes de susurrar:
—Tu abuelo está durmiendo —asiento con la cabeza y dejo mi mochila en el piso antes de sentarme en una de las sillas—. Si te pregunta porque no atendiste tu celular a la primera decile que estabas en clases.
Sí. Me di cuenta que tenía cinco llamadas perdidas.—Como no me enviabas el mensaje que acordamos, se puso insistente y no tuve más remedio que llamarte —hace una mueca con los labios y me doy cuenta que está avergonzada—, y como no respondías hice que la mímica de qué hablamos cuando, en realidad, estaba hablando con la máquina.
Eso explica porque ninguno de los dos apareció en la facultad para hacer una escena.
Le hago una resumen de como me fue en mí primer día mientras saca una lata redonda de la alacena. Es una de las tantas que tenemos escondidas ahí dentro.
—Está bien, hija —me da una de las galletas de chocolate que quedan y cuando me la llevo a la boca dice—: Pero no se lo digas a tu hermano y menos a...
—A tu abuelo —termino la frase por ella.
Joan no es el problema; solo es un niño que aún no sabe guardarse las cosas para sí mismo. Le parece gracioso ir revelando los secretos de los demás.Y el abuelo... Así es nuestra vida desde que mis padres se separaron y él pagó las deudas de papá con el banco. Es un hecho y no puedo hacer más que aceptarlo; gracias a él todavía seguimos viviendo en nuestro hogar y tanto mi hermano como yo podemos estudiar.
Miro los restos de galleta que tengo en mi mano y suspiro.
Entiendo que mi abuelo es estricto aunque a veces me gustaría que no lo fuera tanto.
☆☆ ☆☆╮
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ECLIPSE
Teen FictionTerra Von Faiser es una estudiante universitaria que tiene controlado cada aspecto de su vida; hasta que empieza a tener sueños humedos con dos chicos que se odian entre sí... ...