5.

375 38 3
                                    

5

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

5. En la cafetería y la cuestión del porque se odían.

Ya perdí la cuenta de los días y semanas que llevo cursando.

Hay días que siento que estoy viviendo mi versión de esa película de Anne Hathaway en donde su camino a la editorial sucede como si fuese una transición. Sip, de esa misma forma. Aunque sin el glamour y el maquillaje perfecto. Y por más que intente copiar sus modelitos no tengo el placard lleno de ropa.

Lo único bueno es que logré una rutina para estar al día con los textos y que ya tengo la mitad de la monografía de Sociología hecha. Tan solo me falta investigar un poco más.

—¿Ya respondiste la última pregunta? —Cyrene me mira con sus ojos verdes esperanzada como si fuese su mesías.

—No, ya te dije que no.

Llevamos estudiando media mañana en la cafetería de la facultad y todavía nos falta casi dos horas más para ingresar a nuestra clase. Me encanta estudiar a estas horas porque casi nunca hay alumnos y el silencio es una compañera más. Solo se escucha la máquina de café y la voz del gerente cuando sirve algo. 

Cyrene y su forma de hacer las cosas me sorprenden: ella prefiere leer los textos y hacer resúmenes en sus cuadernos de todas las materias que cursa y recién después, empezar a estudiar.

La verdad es que no me molestaría ayudarla, pero es que yo tampoco sé donde buscar la información. Y tengo la sospecha de qué es una pregunta con trampa: el profesor Teruel está buscando que pensemos por nosotros mismos y no tanto de lo que plantean los autores.

—No hay que ser un genio para encontrarlas —Jano aparece con dos tazas termicas de color blanco y nos da su sonrisa caractersitica antes de poner las tazas frenten a nuestras narices—. No me lo agradezcan; yo sé que me aman.

Jano es el chico gigante que estaba sentado a mi lado el primer día de clases. Es amigo de Cyrene desde que comenzaron a cursar una materia juntos el año pasado. Y de alguna manera ahora yo soy amiga de ambos.

—Te voy a dejar de amar si esto no tiene un poco de Vodka —Cyrene le saca la tapa y hace un puchero con sus labios—. Es solo té.

Jano hace un chillido con la boca y se sienta de golpe en la silla vacía que está entre nosotras.

—¿Cómo que solo es té? —replica llevándose una mano al pecho. Amo su exageración—. Es tu favorito: té de arándanos ¿Tenés idea de lo difícil que es trabajar con esa cosa?

Yo no tengo idea y Cyrene le resta importancia a las palabras de nuestro amigo.

—Solo me gusta porque ella lo preparaba.

—Sí, sí, ya sé. La historia de tu abuelita —Jano se gira hacia mí y me mira emocionado con sus pequeños ojos marrones.

Supongo que está esperando una respuesta mucho mejor que la de Cyrene.

ECLIPSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora