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17. Creo que me podría gustar esta versión de Vikesh

El sol del atardecer nos pega de lleno cuando salimos de la sede y una brisa fresca nos ataca nada más salimos a la calle. Es una suerte que lleve mi campera de corderoy favorita.

Es un alivio que Cyrene y Vikesh hayan entendido el tema a la perfección. Significa que no voy a tener tantos problemas para que entiendan lo que viene.

—¿Vamos un rato a tu casa? —le pregunta Vikesh a su prima cuando doblamos en la esquina.

—No, mi papá tiene una presentación después de mi cumpleaños y necesita concentración. -Cyrene me contó que su papá es escultor una tarde mientras pasábamos el tiempo con Jano-. ¿Vamos a la tuya?

—Bueno —el pelinegro asiente con la cabeza y se dirige a mí—. ¿Cream, querés venir con nosotros?

Me muerdo el labio.

Sopeso su pregunta. Tengo que mandarle un mensaje para avisarle que voy a llegar más tarde. El sol todavía está lo suficientemente alto como para tomarme unas horas sin que empiecen un escándalo.

—¿Me van a decir que es eso de "cream"? —Pregunta Cyrene haciendo comillas imaginarias ante el apodo que me dió su primo.

—¿Qué?

—Como sea —no puedo descifrar el tono de voz de mi amiga—. ¿Vienes?

—Sí.

Le envío un mensaje rápido a mi mamá y ella me responde que no llegue tan tarde o el abuelo se va a preocupar.

Vikesh vive a veinte minutos a pie de la facultad así que vamos caminando.

A medio camino Cyrene y Vikesh comienzan a hablar de una materia que cursaron juntos el año pasado. Cómo es un seminario opcional no es que me preocupe.

Sé que Kiran está haciendo la carrera en Administración porque me lo comentó mientras buscábamos la dichosa cafetería de estilo Vintage que le había gustado. Pero no tengo la menor idea de que puede estar haciendo Vikesh y como tenemos materias compartidas puede ser cualquier cosa.

—Era promocionable, no sé porque te fuiste a mitad del semestre.

—Había conseguido un trabajo a medio tiempo y no podía hacer todo a la vez —le responde Cyrene frunciendo los labios. Cuando empieza a sonar su celular nos detenemos un rato y ella atiende la llamada—. ¿Pa? ¿Qué pasó?

Se aleja unos pasos para tener un poco de privacidad y nos deja a Vikesh y a mí solos.

El descarado me da una sonrisa de costado y saca una bolsa de caramelos que no sabía que tenía encima. Niego con la cabeza cuando me ofrece un chupetín rojo igual al que se pone en la boca.

—Sabes que no muerdo ¿verdad?

—Lo sé, pero no quiero. Gracias.

—Dime, Cream. —da unos pasos más cerca y se inclina un poco. Sus ojos azules son los más azules que he visto—. Si te lo hubiese ofrecido el insípido de Kiran —su voz se eleva un tono cuando menciona a su archienemigo—. ¿Habrías aceptado sin chistar?

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