Mundo Inmortal

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Capitulo 4

Daltharna, Estación Permanente de Invierno.

Samantha

Toda la oscuridad desapareció, se hizo nada cuando atravesamos un agujero negro y dorado muy parecido a un tornado en horizontal. Al pasar al otro lado la vista cambió, grandes árboles de troncos gruesos de Pino se alzaban imponentes al cielo oscuro, en el centro de ellos habían senderos despojados de vida para solo haber nieve y piedras cercados por puñados de lilas. La oscuridad era tenebrosa, pero por alguna razón, se veía claro todo a tu alrededor.

El chico atravesó el tornado y cayó al suelo como si de una pluma se tratase. Se volteó de frente a nosotras cuando Annika gruñó, mirando hacia lo que quedaba del Bosque de Cuervos. Miré perpleja, sin procesar lo que acababa de ocurrir mientras el chico se giraba hacia lo que sea que hayamos atravesado.

-Sigue adelante, yo los retengo. -no escuché respuesta por parte de la pelirroja, para solo percatarme de la velocidad a la que volvíamos a estar.

-Bienvenida a mi hogar, humana. -la pelirroja, Annika, saltaba entre las raíces y zigzagueaba entre los troncos, la escarcha y la nieve crujiendo bajo sus constantes y ágiles pisadas.

Pasamos el bosque en minutos y nos detuvimos frente a una enorme casa. Me puso en el suelo con demasiada rudeza para luego sacudirse las prendas con sus manos. Caí de rodilla en la nieve mojando mis pantalones y congelando mis palmas abiertas.

Miré la fortaleza frente a mis ojos y dejé que se me perdieran las palabras para describirla. Altos pinos rodeaban el lugar, en la entrada, una puerta de madera roja, casi marrón, tres pisos de altura y construida por sólidas columnas que sostenían los cimientos, el estilo victoriano dominaba en ella. Ventanas cubiertas por cortinas y luces que traspasaban el cristal opaco de las ventanas. Enredaderas descendían de lo más alto de los techos y parapetos de las ventanas.

-Entra, no quiero cargar con un cadáver humano muerto por congelación. Los prefiero por desangramiento. -miré temerosa en dirección a la pelirroja, sonrió al ver mi cara de horror. Soltó una carcajada.

-¿Y el otro chico? ¿Dónde está? -quise saber mientras me ponía de pie en un temblor constante.

-Ah, Hunter. No te preocupes, sabe cuidarse muy bien. -dijo sin más, para luego dirigirse hacia la enorme mansión frente a mis ojos.

La seguí en silencio, sin poder hacer nada más, escuchando sonidos de animales nocturnos a mis espaldas. Dentro las paredes estaban tapizadas en rojo y negro, detallados por líneas doradas. Un suelo de mármol lustroso reflejaba mis pies descalzos a cada paso que daba. Había decoración antigua, candelabros con detalles extraños sobre mesas a lo largo de todo el pasillo de la entrada y una alfombra tan gruesa como inmensa.

Del techo colgaba una preciosa araña de cristal con detalles y acabados en dorado, reflejaban la luz de las lámparas pareciendo diamantes a plena luz del día. Llegamos a un salón inmenso donde nos esperaban varias figuras con ropas oscuras, miradas vacías de vida, cuerpos atléticos y expresiones aburridas y espectantes.

-Al fin llegan, pensé que tendría que buscarme un bocadillo para no aburrirme. -un chico castaño, sonrió cuando la pelirroja apareció conmigo. Sus ojos rojos me miraron con curiosidad.

-Esos viejos tontos nos han seguido, Hunter se quedó para despistarlos. -Annika se acercó a un extremo del salón donde reposaba una mesa de minibar con varias botellas de contenidos extraños. Destapó una y luego sirvió en un vaso de cristal el contenido. Un líquido fluyó por el cristal desprendiendo olor a hierro.

Esencia de Vampiro I (INMORTAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora