Capítulo 8Daltharna, Estación Permanente de Invierno
Samantha
Día tras día habían pasado conmigo encerrada en la habitación. Por suerte, Katy había traído una pila de libros para mi entretenimiento. Se había pasado horas sentada conmigo, a los pies de la cama, sentada en el marco de la ventana o incluso acostada junto a mí; mientras leíamos alguna de las historias trágicas de época que había traído.
No sabía bien si es que era muy sencible o tenía mucho sentimiento, pero me asusté mucho un momento en el que leímos la tragedia en la que terminaba una historia de amor. Katy había llorado desesperadamente en mi hombro durante algunos minutos hasta que de pronto, como toda una bipolar, dejo de hacerlo y me sonrió.
Había terminado de desayunar, no había salido otra vez de la casa, no me dejaban la oportunidad de investigar. Ahora sentía que todos me vigilaban. Si no estaba alguien por los pasillos los había en el salón o en el Salón de Cena. Estaban muy ocupados manteniéndome aquí encerrada.
Gastón estaba fuera de la casa conversando con su novia y yo me había sentado en el salón a mirar las llamas volubles de la chimenea. Fuera se escuchaban las risas y murmullos de la pelicorta así que, sin intención de molestar, me acerqué a ellos y salí de la casa.
Fuera todo era nieve, como el primer día en el que llegué. Katy me miró nada más poner un pie en la nieve con rostro precavido.
—Hey, ¿necesitas algo?
¿Aparte de dejar de estar encerrada y de no sentirme como una prisionera privada por cadena perpetua de su libertad? No, nada.
—Sí, quería... mmm... —me rasqué avergonzada la nuca donde estaba cicatrizado la mordedura de Dexter aquella noche. Tenía que tomar una oportunidad para salir de aquí— ¿Podríamos dar un paseo los tres juntos?
Ambos se miraron dudosos. Katy elevó su mirada hacia alguna de las ventanas del tercer piso y luego asintió. Miré en la misma dirección pero no veía nada. ¿Estaría pidiéndole permiso a Zaiden? No lo dudaba.
—Está bien, contamos con unos minutos.
Di saltos de emoción contenida. Iba a poder salir y despejar de esta casa al menos unos minutos. Eso era algo, algo mínimo pero algo al fin de todo.
—Esperen me cambio. — corrí por toda la casa como una niña que busca su regalo bajo el árbol navideño y me cambié con abrigos gruesos y preparados para el invierno. Me abrigué el rostro, las orejas y las manos. Salí como mismo había entrado y llegué junto a Katy y Gastón sonriente y sofocada por el esfuerzo— Vamos.
Caminamos en silencio, solo nuestras pisadas y los chistes malos que contaba Gastón. Todo estaba callado, no era como la vez que caminé sola por aquí. No habían ruidos de pájaros, ni siquiera las hojas en las copas se balanceaban. Miraba los senderos y los tipos de lobos, tenía que anotar mentalmente cada detalle.
Estaba caminado al lado de Katy que estaba abrazada a su novio con un brazo encima de sus hombros. Le susurraba cosas al oído que la hacían reír. Casi blanqueo los ojos cuando se besaron. Eran tan apegados.
—¿Te parece si nos esperas aquí unos minutos? —Gastón inquirió con una ceja al cielo, esperando mi respuesta.
Nos habíamos detenido en una especie de claro, donde los senderos eran más anchos y las lilas estaban regadas donde quiera, a cada lado. Los pinos estaban un poco separados entre sí y habían raíces que sobresalían sirviendo como asientos. Levanté la vista al cielo y la imagen de las nubes despejadas y el color cielo se colaba entre las copas alejadas de los pinos.
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Esencia de Vampiro I (INMORTAL)
FantasyLa oscuridad es maldad, es inmortal. La oscuridad es sombra, es frialdad. La oscuridad va abrazada a la noche y la noche a Él. Lo supe desde que lo había visto por primera vez aquella noche. Lo supe cuando miré dentro de sus orbes y mi alma tembl...