Capítulo 13
Daltharna, Estación Permanente de Invierno
Samantha
Entro a la mansión y mis ojos van directo al salón. No hay nadie allí, pero puedo escuchar los gritos de dolor provenientes de un piso superior. Subo las escaleras, mientras voy pisando cada escalón me doy cuenta de lo cansada que estoy. Las heridas empiezan a arder con cada escalón que me fuerzo a subir.
Llego al tercer piso de la mansión y los gritos de Gastón se hacen más presentes. Sigo el sonido hasta una de las primeras habitaciones. Acostado encima de una cama con su torso descubierto y con la cara roja está Gastón. Tiene el pecho desgarrado y parte de su abdomen también. Sangre oscura sale de su piel de forma espesa y asquerosa. Katy está a su lado, sosteniendo su mano mientras ahoga los sollozos. Zaiden está en la ventana, con semblante pensativo y brazos cruzados mirando hacia el bosque. Su cuerpo está tan tenso que pareciera una cuerda de algún instrumento. Busco alguna señal de sus heridas pero no encuentro nada más que buen aspecto y su traje negro impoluto.
Un grito de dolor me eriza la piel y pienso que debe de ser horrible lo que está sintiendo porque su cuerpo se retuerce y muerde un trapo que Morina le ha puesto entre labios. Katy le susurra cosas de amor y tranquilidad pero él no cesa en dolor.
Morina está con sus manos a unos veinte centímetros de altura de su torso. Una encima de otra con sus palmas en dirección a las heridas. Tiene sus ojos cerrados mientras murmura cosas en un idioma que es totalmente desconocido para mi, se parece al que pronunció el día de mi ataque pero no estaría tan segura. Este es más fuerte y vibrante que el de hace rato.
Me quedo parada en la puerta viendo como en los dedos de la pelinegra empiezan a formarse unas pequeñas luces doradas y violetas. Danzan entre ellas y se envuelven en sus manos para luego descender cuando murmura una palabra, una y otra vez. Gastón se tensa y gruñe cuando los brillos lo tocan y arquea su espalda.
-Sujetalo. -ordenó, cuando empieza a negar del dolor y sacudirse. Zaiden llega a la cama y lo sostiene mirándolo a los ojos. Gastón instantáneamente dejó de retorcerse pero sus gruñidos aumentaron. - Esto va a dolerle.
Abrí la boca mientras las lágrimas se deslizaban por mi rostro. Era horrible ver cómo gritaba e intentaba detener el dolor. Katy lloraba con más fuerza viendo a su pareja retorcerse por el sufrimiento físico al que estaba siendo sometido.
Un segundo después Gastón se detuvo, dejó de sacudirse y gritar para caer inconsciente. Morina terminó sus palabras y luego miró a Zaiden.
-Es tu turno. -Zaiden asintió y luego sus ojos conectaron con los míos cristalizados.
Zaiden se levantó la manga derecha de su camisa dejándo a la vista su piel pálida. Dejé de respirar cuando clavó dos largos colmillos en su muñeca y dos círculos diminutos de sangre negra aparecieron. Se inclinó sobre un Gastón inconsciente y acercó su muñeca a su boca, como si estuviera siendo jalado a despertarse, abrió los párpados y se enganchó a la muñeca de Zaiden. Empezó a beber con avidez aferrándose a la mano.
Abrí mis ojos sorprendida al ver como las heridas empezaban a cicatrizar poco a poco. La primera en cerrarse fue una al costado de su estómago. Luego las otras dos en el pecho y por último la más grande que iba de su clavícula hasta un pectoral en diagonal. Gruñó como una bestia cuando esta cerró totalmente.
-Es suficiente. -Morina advirtió y Zaiden alejó a Gastón de un empujón.
Katy fue al socorro y sostuvo la cabeza de su pareja cuando estuvo aturdido por unos segundos y volvió a quedar inconsciente.
-Dentro de unas horas estará muy hambriento, te recomiendo buscarle algo fuerte. Cuando se despierte su instinto será comer. -Morina se levantó de la cama y sus ojos cayeron en mis heridas- ¿Cómo estás ahí de pie?
Eso pareció llamar la atención de los otros dos despiertos dentro de la habitación. Zaiden posó sus ojos sobrenaturales sobre la nueva herida en mi estómago que me hizo el lobo antes de que apareciera Morina, Katy se tapó la boca al ver el la cantidad de sangre húmeda en mi estómago y me miró con compasión.
-Necesitamos atenderte, eso podría ser mortal para tí. -la pelinegra caminó hasta llegar a mi. Me tomó por el brazo sano mientras me guiaba a su habitación, seguida de Zaiden.
Me ayudó a recostarme sobre su cama de mantas verdes y violetas. Con una navaja que sacó de una funda en su muslo rasgó la parte superior de mi vestido dejando expuesta mi piel.
-¡Por los hongos mágicos! ¿Dónde está tu herida?
Bajé la mirada hacia mi estómago viendo como mi piel lucía intacta, sin ningún tipo de herida o cicatriz. Abrí mis ojos sorprendida. Podría decir que me había imaginado el dolor si no fuera porque mi vestido estaba manchado de mi sangre y tenía el rasguño de las garras de ese lobo.
-¿Es eso posible? -Katy llegó hasta mi lado mirando el mismo lugar y con la misma cara de Morina- ¿Es posible que sea inmune al veneno de un Alfa?
Recostada en la cama podía ver como en sus rostros pasaban diferentes emociones. Katy estaba entre la duda y la confusión. Morina estaba serena pero sorprendida y Zaiden, bueno él estaba atento a las voces pero con sus ojos rojos puestos en mi piel. Escurrió sus pupilas desde mi estómago hasta mi frente y así con las manos y los pies.
-No ha habido un ser que sea inmune al veneno de un hombre lobo y mucho menos al de un Alfa en los últimos seiscientos años. -Zaiden habló, captando la atención de las tres. Ahora lucía su ceño fruncido y su semblante oscuro.
-A menos que... -Morina abrió los ojos cuando algo pareció haber hecho click en su cabeza.
-¿Qué? ¿A menos que qué? -pregunté ahogada con la tensión.
Ella se quedó en silencio unos segundos, alargando la espera. Mis manos empezaron a sudar de los nervios.
-Es una Monette, su linaje es muy poderoso. Y hace tiempo estoy sospechando que es algo más. -Katy y Zaiden lucían aún más confundidos, al igual que yo, pero aún así parecían entender algo que yo no había captado aún.
-Tenía mis dudas desde que la vi por primera vez, su presencia emana algo poderoso y antiguo. No es totalmente humana como esos ancianos intentaron hacer parecer, por eso la ocultaban tan bien.
Todo a mi alrededor daba vueltas. No lograba entender de qué hablaban porque mi cabeza se había perdido en algún punto de sus palabras.
-¿De qué estás sospechando, Morina? - quiso saber Zaiden aún desde su puesto.
Morina se da la vuelta alejándose de la cama y empieza a caminar hacia una cómoda de gavetas rectangulares.
-Desde hace un tiempo he estado investigando sobre si sería posible que algo así existiera -abrió una de las gavetas y empezó a buscar entre libros gordos y de lomos toscos y llamativos-. Al principio no encontré algo con relación a ello, pero ahora creo que sé dónde buscar.
De adentro de la gaveta sacó un libro inmenso y gordo con un lomo rojo con relieves dorados. En el centro de su cara había un rombo ancho con una gema roja incrustada a su piel que desprendía una luz inusual. Con un chasquido de dedos la lámpara se prendió y luego dejó caer el libro en la mesa, haciendo un sonido seco.
Los tres nos acercamos a ella expectantes y ansiosos por saber de qué estaba hablando. Morina empezó a hojear el libro luego de tocar los cuatro puntos del rombo y luego la gema. Dentro de sus páginas habían dibujos de criaturas con textos extensos escritos en un idioma antiguo y totalmente desconocido para alguno de nosotros tres.
-Aquí está.
Miré con mi ceño fruncido la hoja en la que había detenido su búsqueda. Una figura extraña con colmillos de aguja, ojos gatunos con heterocromía verde y violeta y manos con garras, estaba dibujado en el papel amarillento y viejo.
Nos sumimos en un silencio expectante. Todos esperábamos a que las letras que estaban encabezando la hoja fueran pronunciadas en voz alta, revelando así el nombre de la figura en el papel.
-Es una híbrida de tres especies. -Zaiden fue el que dio la voz-. Es una Trinmortal.
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Esencia de Vampiro I (INMORTAL)
FantasyLa oscuridad es maldad, es inmortal. La oscuridad es sombra, es frialdad. La oscuridad va abrazada a la noche y la noche a Él. Lo supe desde que lo había visto por primera vez aquella noche. Lo supe cuando miré dentro de sus orbes y mi alma tembl...